Primavera Sound 2013 Día Dos @ Parc del Fòrum, Barcelona

Blur

The Breeders

Django Django

Goat

The Jesus And Mary Chain

The Knife

Merchandise

Wilhelm And The Dancing Animals

Por moonman /// Fotos cortesía Primavera Sound

Una vez que todos los asistentes se ubicaron a la perfección los atajos que llevan a los nueve diferentes escenarios en el Parc del Fòrum de Barcelona, fue más fácil hacer un horario para alcanzar a ver las propuestas y bandas más reconocidas de su elección.

Por fin pude ver en vivo una de las bandas españolas que tanto seguimiento le hemos dado aquí en MHR: Wilhelm And The Dancing Animals.Ellos cantaron en un pequeño escenario que se encuentra justo en la entrada y en donde se están dando a conocer diferentes propuestas locales. Por lo pequeño y por ser un lugar de paso, uno hubiera pensado que nadie se quedaría para ver lo que hay, pero Wilhelm logró captar la atención al agrupar un buen número de personas con un corto set de 30 minutos en donde alcanzaron a proyectar toda esa emoción, alegría y explosividad que tienen en su álbum The War of the Species. Si tienen oportunidad de verlos háganlo.

Posteriormente vimos una excelente propuesta en el escenario ATP que viene de Tampa Bay en Estados Unidos: Merchadise. Ellos tocan Indie Punk y han recibido buenos comentarios de varios medios digitales por ser una banda que va al grano con su música gracias a su más reciente producción Children of Desire. No habrá quien los compare con My Bloody Valentine, pero sirve para que puedan entrar en el canal de esta interesante propuesta.

Otra banda que por fin pudimos ver fue a Django Django, quien también fue un fuerte contendiente a ganarse el Mercury Prize el año pasado. Lo que cabe resaltar de su presentación es que a casi año y medio del lanzamiento de su material homónimo, tratan de que suene totalmente diferente a la versión de estudio al hacerle más variaciones a las secuencias. Al final se avientan un buen combo con “Default”, “Wor” y “Silver Rays” en donde si logran contagiar a la gente de su música a pesar de que no es tan bailable como otros actos.

Pudimos ver a Solange, la hermana de Beyoncé, en el escenario de Pitchfork quien en un futuro muy cercano estará dando de qué hablar mundialmente por su mezcla de soul, funk y pop. Ella tiene una muy buena proyección en vivo ya que seguramente su hermana la ha asesorado. Habrá que estar pendientes de su próximo material Sole Responsability.

De la escena española pudimos ver a La Bien Querida, quien para su material Ceremonia, lanzado a finales de 2012, optó por un camino más orientado al synth pop. Fue interesante ver a un talento en su país de origen, ya que entre sus fans la chuleaban como si fuera una amiga. Sus tracks nuevos “Arenas Movedizas” y “A Veces Ni Eso” fueron muy bien recibidas por ella y sus dos músicos acompañantes.

Una de las bandas más esperadas del festival fue The Breeders, quien logró llenar el escenario Primavera por la nostalgia generada para ver en su totalidad y en vivo Last Splash, el cual a 20 años de su lanzamiento es una buena pieza de valoración hacia la música “alternativa” (como así se le denominaba en ese entonces) por las influencias que venían arrastrando obviamente de Pixies y de la escena under que no provenía de Seattle.

Un acto que me arrastró al mundo de la subjetividad fue el proyecto de Jozef Van Wissem con el director de cine Jim Jarmush. Obviamente el sonido iba orientado al noise pero aquí hubo varios detalles que me hicieron dudar si realmente estaba disfrutando de un buen concierto al no encontrar un patrón o gancho para unirme al acto en vivo. No se si haya sido una actitud megalómana del director al experimentar la música, pero no sentí un clic al verlo. Se agradecerán comentarios a los que hayan asistido para cotejar mi opinión.

En el escenario Vice vi a la banda londinense Daughter quienes han sido ampliamente recomendados por la BBC y que han aparecido en varias series de televisión.

James Blake a pesar de ser ideal para espacios pequeños y cerrados, logró que la gente comprendiera ambas facetas que tiene su música: desde algo contemplativo y sabroso para escuchar hasta el lograr prenderte y bailar en tu mismo lugar. Esa es una de sus cualidades que logró explotar en su más reciente producción Overgrown.

Swans logró reunir una buena cantidad de gente en el escenario Ray-Ban a pesar de que a esa hora Blur estaba comenzando. Su líder Michael Gira logra hacer tres cosas importantes: una, el proyectarse ante la audiencia; dos, mas que dirigir enfocar a la banda para que lleguen a cierto humor e intensidad -cualidad muy distintiva de este proyecto; y tres, ser un virtuoso músico.

Fue una interesante experiencia ver a Blur en tierras europeas, ya que al igual que en México se notaba una excitación por verlos y más si consideramos que una gran cantidad de ingleses acuden a este festival, incluso en un diario local decía que Damon Albarn y compañía tenían por lo menos una década sin pisar tierras cataluñas. A diferencia de un frío Coachella, la banda se notaba muy contenta por estar ahí y ofrecer su primer concierto en europa luego del mítico concierto en el Hyde Park. A diferencia de otros setlists que han hecho, decidieron dejar “Song 2” para el final, seguramente fue una lección aprendida en Coachella.

El concierto más interesante de esta jornada fue por mucho The Knife, ya que jugaron con la expectativa que el mundo tenía sobre su regreso llamado Shaking The Habitual al hacer irónicamente el álbum más pop en su carrera pero presentándolo de una forma “polémica” al tener un grupo de danza en la mayoría de las canciones. El concierto inicia como una lo esperaría: músicos en el escenario e instrumentos, los cuales estaban deconstruidos para darle nuevas tonalidades al hacer percusiones e instrumentos de viento con sonidos nuevos y extraños. Posteriormente inicia lo inesperado: bailes y coreografías contemporáneas en las que Karin Andersson se va aun costado del escenario para volverse invisible ante la gente y que la atención recayera en el baile. Suena pobre ya que uno esperaría ver cómo se hace la música en vivo, pero The Knife justamente nos expone el juego de la espectacularidad de los festivales y la música plástica y vacía. Si uno entra en ese juego, es un gran concierto que logra emocionar por las adaptaciones de sus viejas canciones a un sonido más bailable que logró que todos los presentes bailaran. Incluso luego de un final abrupto la gente se quedó esperando para ver si había un encore o simplemente estaban digiriendo lo que acababa de pasar.

El cierre fue con Daphi y Disclosure en el que los cansados asistentes gastaron sus últimas reservas de energía para posteriormente dirigirse al recién abierto metro de la ciudad de Barcelona y descansar para el último día de Primavera Sound.

Por Alfredo “Maza” Guzmán @ideasdelmaza, corresponsal de MHR en Barcelona

Ethan Johns. Cuanta belleza en tampoco tiempo, cuarenta minutos de folk preciosista que apunta a la naturalidad. Con una sutiliza al más puro estilo de Nebraska Johns surcaba las cuerdas para encantar a la poca audiencia que se pasó tempano por el Auditori.

Mulatu Astatke. En el Primavera uno siempre encuentra joyas como esta. El señor Mulatu Astatke debe estar en el panteón de los músicos contemporáneos pero a la voz de ya. Su jazz elegante y sofisticado es capaz de conmocionar al más duro de los espectadores. Con una banda impecable Mulatu trasforma lo mínimo en proeza sonora.

Santiago Motorizado. Media hora fue suficiente para demostrar que el miembro de El Mato.. tiene tela de donde cortar. Canciones pop crudas que no reparan en la simpleza para volverse un lo-fi de lo más interesante. La carpa Smint deja mucho que desear por le tiempo ya que nos quedamos con muchas ganas de más.

Daniel Johnston. La esperanza de ver un concierto memorable se dispersó rápidamente. No es que Daniel  ya no sea bueno o que haya perdido la magia, es más bien que su papel de atormentado y su condición física es cada día más deplorable. Es entrañable ver el esfuerzo que hace para seguir sus propias melodías pero eso lo distancia demasiado de ser el gran músico que antaño fue. Ni siquiera “Speeding Motorcycles” fue suficiente.

OM. Nada más fue llegar para sentirse envuelto por el dúo que se hizo acompañar del genio Lichens. Toda una oda a la violencia de bajo impacto. Un bajo que suena tan místico que el cuerpo reniega de estar presente y Lichens luciendo un talento sobrecogedor en una  perfomance vocal de otro mundo. Cada fragmento fue un impacto ganador, cero repliegue. Es así la música.

Shellac. Como siempre Albini y compañía tocaron en su escenario, el que curan y el que hacen vibrar cada año tras año. No podemos quejarnos, pura energía, pura alegría. Cuerpos en movimiento y cero pretensiones. Lo del trío es tan de costumbre que sienta bien.

Tinariwen. Ya estábamos  convencidos de que el día era bueno pero los Mali confirmaron que el sonido más vivido viene del desierto. Todo un glorificación a la arena y a la lontananza lo que estos tuaregs hacen. El público definitivamente se perdió en sus  acordes y brillos y aún están por volver. Son unos genios.

107 faunos. Y que podíamos esperar de unos argentinos apadrinados del El Mato.. talento y diversión. Canciones de estadio colapsadas por la distorsión. Gallardía en las melodías y mucha pasión por el devaneo. Con poco logran mucho  y van que vuelan al éxito.

Neurosis. Poco falto  para hacer venir al infierno. Leyendas, magistrales y muchos adjetivos que podría poner aquí lo que vimos en el ATP. Tirando azarosamente de clásicos y nuevas el concierto pudo ser perfecto pero fue muy breve y un poco condescendiente. Mejor verlos en solitario.

Goat. Hay cosas más allá de la explicación racional. Los suecos misteriosos se llevaron la noche y probablemente el festival. Máquinas de ruido, africanismos envenado, es lo que desempeñan tras los disfraces. Cualquiera de los presentes termino en una dimensión extraña, alterada y llena de colores lisérgicos.

King Tuff. Para las cuatro de la mañana esto era lo necesario, guitarras simplonas, chiste fácil. Baile, baile y mucho slam sabrosón.  Los californianos no reniegan el código postal y se mueven en unas olas de adicción y fibra sensibles que conducen excelentemente a cualquier final de día.