Por C. Hadad (@HadadDosDos) /// Fotos Iván Castillo
Para que un concierto sea inolvidable se requieren de dos factores: entrega del público y del grupo. El momento en que existe una comunicación óptima ante estos elementos es cuando los grupos pueden decir sin compromiso alguno que uno de sus mejores conciertos ha sido en México. La noche del martes 25 de marzo en el Pata Negra fue la cita para mandar al grupo de Noise Crocodiles de regreso a Estados Unidos por tercera vez con una sonrisa y sudor de los mexicanos.
La hora marcada para dicho concierto fue a las 23 horas, pero como suele suceder en los eventos de la ciudad no comenzó sino hasta una hora después. Durante ese lapso y conforme pasaban los minutos el foro se iba llenando totalmente, mientras que las personas que se encontraban más cercanas al escenario soltaban algún chiflido o palabra altisonante cada vez que terminaba una canción de fondo.
Cerca de la media noche y en la parte de lo que podría ser el camerino se encontraban algunos músicos nacionales conviviendo con los músicos americanos mientras uno de sus integrantes (Robin, la tecladista) tomó una foto al público antes de ingresar al escenario. Terminó la música, se atenuaron las luces y se abrió una cortina dejando pasar a los músicos –momento en el cual no se volvió a hacer reclamo alguno; esperemos que fuese por la alegría y no por el físico atemorizante de Brandon (voz y guitarra) –. Ya con sus instrumentos y un sonido reverberante dio paso a que el vocalista gritara en español un “¡Hola Defe!” y comenzaran sus rasgueos en conjunto con los de Charles –que ejecutaba su instrumento de una manera muy fluida y con destreza– acompañados de un tenue pero tétrico sintetizador lo que daba forma al tema “Hearts of Love”. Al finalizar el front man gritó un gracias y preguntó cómo nos encontrábamos para continuar con “Teardrop Guitar” en donde se podía notar la buena comunicación y química que tiene su baterista con el resto del grupo.
En las primeras cinco canciones entre el público y el grupo hubo cierta timidez. Ambos se encontraban contentos de escuchar el fino noise que se estaba presentando y por lo increíble que era el audio. Pero dicho retraimiento se perdió en el momento en que Brandon dedicó “Refuse Angels” a los punks, tema que desató la euforia total desde el momento en que entró el bajeo y los guitarrazos agresivos provocando brincos y empujones que llevaban a chocar con la tarima y estorbar de momentos al vocalista quien, al cantar de manera eufórica, soltaba salivazos que caían a los afortunados (¿?) que se encontraban enfrente de él y que les podía pegar con su guitarra al estar tan cerca. Desde aquí la furia fraternal nunca cesó.
“Que caliente” exclamó Brandon a lo que un fan caritativo lo bañó en cerveza y él recibió esto con agrado y así continuar elevando la intensidad con “Neon Jesus”. Con “Sleep Forever” fue, entre ese intenso setlist, el tema tranquilo para recobrar energía. “Honestamente son la mejor y jodida ciudad de la tierra. Los amamos”.
“Mirrors” fue el tema que despidió al grupo americano, no sin antes ser el último baile intenso de la noche dónde incluso alguien del público se subió al escenario para hacer bodysurfing. Al finalizar, Brandon saludaba a los fans con las manos, y en cuanto Charles firmaba un vinil de su último disco, Crimes of Passion, y de igual manera saludar a todos. Se prendieron las luces y comenzó una canción de Foals en el fondo, algunos comenzaban a retirarse cuando Charles se asoma por la cortina que da al escenario preguntando en español “¿Quieren más? Esperen un momento”; y así fue, momentos después arribaron de nueva cuenta al escenario mientras el vocalista decía un par de groserías en español y nos advertía del siguiente tema mortal: “I Wanna Kill”. De nueva cuenta todos comenzaron a saltar y empujarse de manera amistosa sin esperar el momento en que Brandon haría bodysurfing siendo recibido con cariño. Al momento de regresar al escenario comenzó a invitar a subir al escenario a todos los que pudieran hacerlo para así finalizar la presentación con abrazos que daba a algunos de los que se subieron, en forma de agradecimiento por toda la entrega que se dio esa noche, donde no sólo el público se llevó el sudor del grupo.
