Por moonman /// Fotos BigIdeas (OzCorp)
Cada día es más común que vengan bandas pequeñas a México, y no sólo a recintos como El Imperial o Pasagüero, sino a lugares como El Plaza Condesa con productoras más indies.Para ellos es un arma de doble filo, pero a final de cuenta sirve para que vayan armando un buen currículum para ir creciendo en sus ambiciones y traer algo más jugoso, pero esto no se logrará si la gente sigue asistiendo a estos conciertos guiados arriesgándose a escucharlas en vivo y depositarles fe.
Este fue el caso de Wye Oak, dueto conformado por Andy Stack y Jenn Wasner que siguen la tendencia de proyectos chico-chica, pero con sonidos más puntuales con sintetizadores que se desatan y liberan con largos solos de guitarra.
A pesar de que en México no es una banda que se le haya hecho un seguimiento muy minucioso, algunos se guiaron por el instinto y descubrieron a una buena banda que en vivo por momentos tuvo momentos brillantes, aunque en otros muy monótonos.
En su última producción Shriek, dejaron que toda su chispa basada en bajo y guitarra se tradujera en bases electrónicas, por lo que ambos se estaban acostumbrando a esta nueva dinámica, pero cuando era momento de liberarse de esta nueva estructura, le daban rienda suelta a los riffs de guitarra que sonaron largos y con volumen a diferencia de sus discos.
Civilian aún tiene una huella importante en su setlist, ya que a pesar de que vinieron promocionando su nuevo material, aún siguen muy latentes sus sencillos. “The Tower” y sobretodo “Glory“, sus más recientes sencillos, fueron de las canciones más emblemáticas de la noche.
No hubo un punto clímax de la noche en el que la gente se pusiera eufórica, porque la banda más bien se prestaba a la contemplación y el seguir con atención las estructuras de sus canciones. Esto hizo que a muchos les costara trabajo conectarse, pero los pocos que lo hicimos nos dio una buena velada para la primera noche de agosto.
