Post Mortem /// 24 años sin Freddie Mercury

November 24, 2015

freddie-mercury-slide

Por Guillermo Zamudio @_vice25

Oh, Freddie

Oh, Freddie, hace 24 años que una bronconeumonía complicada por el SIDA te llevó. Sin embargo, nadie puede decir que no aprovechaste tus días al máximo ni que dejaste de entregarte en el escenario cada vez que te paraste en él. Viviste para ti y en el camino dejaste una huella imborrable en todos aquellos que han disfrutado de tu música. Quién iba a pensar que un niño nacido en Zanzibar se convertiría en un ícono de la industria musical.

Un enorme huracán tomaba su lugar bajo las luces y controlaba a las masas en una conversación íntima entre miles de personas cada vez que salías a cantar con tu atril roto, convertido en parte de tu imagen y en un amigo inseparable, pero siempre fuiste dos personas diferentes. Detrás de escena eras un niño tímido, precavido y solitario que no olvidaba maldecir cada tres palabras.

Tal vez promiscuo sería una palabra justa que algunos usarían para definirte, no por nada en la década de los ochenta parecía que los clubes de la escena gay de Nueva York eran tu segunda casa –y es posible que de ahí surgió tu amor por Donna Summer–, pero talentoso es un adjetivo que nadie podría pasar por alto al hablar de Freddie Mercury porque es imposible olvidar que el único entrenamiento vocal que tuviste fue en el coro de la escuela. A partir de ahí todo fue talento.

Quizás la industria musical no terminó por entenderte nunca. Siempre intentaste romper moldes, tanto en tu música como en tus intereses. Solamente tú pudiste ser un rockstar a quien le encantaba la ópera y el ballet. “Soy un terrible bailarín, pero puedo levantar la pierna muy alto” comentaste alguna vez cuando aceptaste presentarte con el Royal Ballet en un cameo de dos canciones frente a un teatro lleno de amantes del ballet. Un reto que no cualquiera habría aceptado.

freddie-mercury

Finalmente te cansaste de ser reconocido en la calle e hiciste de Munich tu lugar preferido para pasar el tiempo. La fiesta de tu cumpleaños 39, en 1985, fue todo un evento, extravagante como tu personalidad en el escenario pediste que todos fueran vestidos en drag. El adiós a una vida de excesos. Un año despues, en Knebworth, darías tu último concierto con Queen.

Cuando ese mismo año hiciste Mr. Bad Guy, tu disco solista, dejaste en claro que no pretendías dejar a Queen. Sin duda fuiste el alma de la banda y por eso cuando decidieron tomarse un descanso el combustible que los impulsó a hacerlo fue la necesidad de tu espíritu creativo, que te pedía intentar algo solo, aunque seguramente tu ego también se preguntaba qué tanto podías lograr por ti mismo.

Cuando hiciste una versión de la canción “The Great Pretender de The Platters no pudiste elegir mejor. Fue algo muy adecuado pues pretender, en videos y sobre el escenario, fue lo que perfeccionaste a lo largo de tu carrera. Sin embargo, nunca pudiste esconder tu admiración por Monserrat Caballé y jamás lo intentaste. Aquella ocasión en la ópera cuando la escuchaste por primera vez y te dijiste a ti mismo que estabas escuchando la mejor voz del mundo, te enamoraste.

De ahí surgió Barcelona, ese disco en donde pudiste cumplir otro de tus sueños. La primera reunión que tuviste con Monserrat no pudiste evitar decirle que tenías una canción para ella, a pesar de que el plan era ir poco a poco. Y aun cuando tu idea era hacer solamente una canción ella preguntó cuántas incluía un disco de Rock y fue así que terminaron haciendo diez.

freddie-mercury-montse

En ese entonces te enteraste de tu enfermedad. No había tratamiento en esos años y por esa razón muchas personas preferían no hacerse los exámenes, tú incluído. Sin embargo, la noticia influyó para que pusieras tanto de ti mismo en Barcelona, aparentemente saber que te quedan pocos años incrementa la creatividad.

Fiel a tu personalidad cuando recién supiste que tenías sida solamente se lo contaste a Jim Hutton, a Mary Austin y a Jim Beach, y paulatinamente continuaste haciéndolo con tu círculo más cercano. Monserrat se enteró de ello gracias a una copa de champaña, quiso tomar de la tuya y se lo impediste porque no querías perjudicarla.

En los últimos días de tu vida la música seguía siendo muy imoprtante para ti, te levantaba y motivaba. Querías crear cuanta música pudieras hasta que la muerte te pusiera un alto. Hasta en esas últimas sesiones tu sonrisa no desapareció y, como siempre, hiciste reír a aquellos que estaban cerca de ti.

Lo tuviste muy claro, tu creatividad se iría de tu alma hasta que tu cuerpo se volviera polvo, por eso preferiste no pensar en la enfermedad y enfocarte en tu música. Cada canción que compusiste e interpretaste las llenaste de amor y sentimiento, jamás quisiste escribir música y letras que incluyeran un mensaje; todo era sobre la emoción.

En aquella presentación con Monserrat en 1988, donde se celebró que Barcelona sería sede de los Juegos Olímpicos, se podía ver en tu semblante que te estabas despidiendo. Tan solo tres años después el mundo te vería partir tal vez al cielo o al infierno, lugar que tú mismo definiste como “más interesante” por las personas que sería posible conocer allí.

Hasta el fin de tus días demostraste que en público escondías tu personalidad tímida con ese personaje extravagante, pero que tu talento no estuvo a discusión. Fuiste un gran músico y hacen falta más como tú.

Post escrito por: Blogger invitado

Post Relacionados