Por Diego Álvarez Rex
Fotos Secretaría de Cultura Ciudad de México
La música de Yo La Tengo habita en un espacio tiempo donde hasta la melodía más lenta y nostálgica, carga una fuerte dosis de esperanza y luz, por eso mismo las piezas que sonorizaron el pasado fin de semana el cierre de las actividades de Ambulante en el Teatro de la Ciudad fueron momentos de sincronía audiovisual totalmente arrebatadores.
El trio de Hoboken es ya un viejo conocido y muy querido del circuito de conciertos en nuestro país, y el poder presenciarlos como parte de un proyecto totalmente distinto, la ejecución del documental The Love Song Of R. Buckminster Fuller de Sam Green fue una grata experiencia por parte del festival de cine mencionado en conjunto con el Museo Tamayo y Proyecta, quienes importaron a nuestra capital este “documental en vivo” que tenía ya varios años de presentarse en algunos foros y festivales de cine y curiosamente ha ido retrabajándose y revisitándose como parte de su naturaleza “en vivo”, es decir, no solo Yo La Tengo sonoriza la proyección sino el mismo Sam Green narra totalmente en vivo la película platicándole a la audiencia quién era R. “Bucky” Fuller, sus logros, su trayectoria y su legado a la humanidad.
El teatro se vio majestuoso como siempre, totalmente lleno y con un ambiente de mucha emoción, y desde las primeras introducciones hasta los últimos agradecimientos, la película logró transmitir un mensaje muy importante y es el de la perseverancia por un mundo mejor. Sam Green hizo ardua investigación sobre este pensador y científico que alcanzó el éxito con los domos geodésicos pero previamente intentó hacer casas, automóviles y hasta un archivo de vida de 50 años de duración que hoy día se encuentra en la universidad de Stanford, por lo que el filme captura esa esencia de Bucky de buscar “Más con menos”, de ver movimientos sociales y avances tecnológicos desde los 20’s hasta su muerte en los 80’s pensando en como resolver todas las carencias y problemas de la humanidad con conocimiento y objetividad.
Las escenas que Ira, Georgia y James musicalizaban desde su rincón en el escenario se tornaban paisajes de verdor, de ciudades llenas de vida, y de rostros repletos de felicidad, cobraban un grosor único y sin duda la dupla del cineasta con este trio fue totalmente simbiótica y aunque tanto la música como el contenido del documental no sea una revolución audiovisual de proporciones épicas, como conjunto son sin duda una verdadera obra de arte que merece ser presenciada por más y más gente alrededor del globo por el mensaje de Bucky por un mejor mañana y no se diga por la mágica armonía que brinda la música de Yo La Tengo a la voz de este celebre personaje que gracias al documental obtiene su merecido espacio como uno de los grandes pensadores de Norteamérica en el Siglo XX.
