Reseña: Fumaça Preta /// Impuros Fanáticos

June 8, 2016

Fumaca-Preta

Fumaça Preta
Impuros Fanáticos
Soundway
8.9

Por Diego Álvarez Rex

En un escenario apocalíptico menos predecible, sin zombis ni enormes naves extraterrestres, el mundo se resigna a recibir el último de los días al ritmo de un tenebroso, pero jubiloso, ritmo psicodélico-selvático-tropical que invita a disfrutar la poquísima felicidad que queda entre los escombros y las nubes tóxicas del no muy lejano fin de nuestros días.

Ambientando estará Fumaça Preta, la santísima y misteriosa colectividad musical de Alex Figueira, un venezolano mitad portugués radicado en Ámsterdam, Holanda que, al igual que otros expatriados que en casa jamás pudieron llegar a la cúspide de su creatividad como Chicos de Nazca y Mueran Humanos, esta segunda producción totalmente análoga por parte de este ensamble que captura sin pretensión alguna sino con todo el desquicie y euforia que le corresponde a la mística latina, ofrece con su segundo álbum una seria mordida en el culo al movimiento de “Psych Rock-Revival” que hoy atesta nuestros anaqueles una de las más sombrías y alocadas propuestas.

El conjunto de ocho canciones esconde ritmos tropicales en densas capas de distorsionadas guitarras y ominosas voces literalmente riendo a gritos en inentendible portugués que desembocan en momentos en “ruido blanco” pero en otros una especie de tour de los condenados por el Funk, el Latin Rock y el Psycho Garage, con el ocasional y chusco alarido en la oscuridad como salido de alguna trillada película de Serie B grabada en el Amazonas con caníbales en taparrabos y huesos en la cabeza; canciones como “Décimo Andar” y “Ressaca da Glória” es en donde más ganas dan de saltar y mover el bote en algún trance vudú que sumergirse en las oscuridad que la agrupación también sigilosamente esconde bajo el brazo.

Desde el grito inicial que evoca a santeros y clérigos malditos en la primera canción donde bien podríamos sumarles efectos de audio de orangutanes y tucanes cual aventura del Santo, Enmascarado de Plata, el cinismo del grupo organizado por un europeo sin ninguna raíz amazónica o chamánica real permea al resto de su debut; hasta en el número menos “selvático”, la apabullante “Morrer de Amor”, los arreglos musicales recaen sobre una cama de gritos de un montón de almas en pena.

Fumaça Preta no siente remordimientos por traer algo de humor al ritual chamánico, pero también se toma muy en serio lo que hace y para nada habría que subestimárseles, al contrario, hay que temerles.

Post escrito por: Diego Álvarez Rex

Post Relacionados