Reseña: Arcade Fire /// Everything Now

August 2, 2017

Arcade Fire
Everything Now
Columbia Records
5.1

Por José Marr‏ @JR_Marr
Crazy Rhythms Music

Aquellas bandas que pautaron los picos más altos de la música durante la década pasada, viven actualmente épocas que naturalmente distan de aquellos años cuando lo que predicaban y exponían musicalmente era totalmente genuino y auténtico. Ante esos casos, muchos seguidores se han visto en la necesidad de ciegamente ver el vaso medio lleno a pesar que los argumentos sonoros sean cada vez menos y mucho menos sólidos y sustanciales. Arcade Fire es un ejemplo de esto, pero quizá el más inteligente; tras Funeral, que quizá podría ser el álbum más poderoso en todos los rubros, de los 00s en su primera década, hemos sido testigos de un paulatino estándar decreciente pero disfrazado con sabios cambios de estilo. Neon Bible fue mucho más profundo, épico y oscuro. The Suburbs un exponente ecléctico y maduro de todas sus aristas mientras que Reflektor un giro drástico con tendencia Dance aunque con unas cuantas incrustaciones de sub-géneros un tanto fuera de lugar. La constante en todo esto, yace en los mensajes, en lo que Win Butler y Régine Chassagne dicen cada vez que están frente al micrófono, los temas y la forma en que se han dirigido a su público es una de sus más fuertes virtudes que de entrada, no han perdido (al menos no del todo) en su nuevo Everything Now, pero donde musicalmente, sin lugar a dudas, es la primera vez que continúan por un camino lógico, aunque también están muy lejos en calidad, ante cualquier referencia de su pasado.

A grandes rasgos, la nueva placa de los surgidos en Montreal, es una extensión anticipada de Reflektor, pero no a su favor, en esta ocasión es fácil identificar las influencias y conexiones con el pasado. Esa vertiente bailable de su otrora álbum, es una constante pero sus ejecuciones, sus composiciones, son en general mucho menos aventureras, transmiten menos y cuando quieren hacer lo contrario es demasiado obvio. Es bastante notorio cuando por primera vez incluyen un track de intro como “Everything_Now (Continued)” y de inmediato destapan el sencillo estelar, el que sin duda atrae y engancha. No es un caso del tipo “Neighborhood #1 (Tunnels)“, “Black Mirror“, “The Suburbs” o “Reflektor“, tracks que abrían imponiendo sus condiciones de forma épica, elegante y espectacular, sino aquí es un intro que cumple su papel porque sí y un sencillo manifiesto con un piano y coros en masa de resolana para dar la sensación de vanagloria que dicho sea de paso, es el resultado de mezclar “Love Generation” de Bob Sinclar, “Dancing Queen” de ABBA y “The Hustle” de Van McCoy.

Así como lo declaran en los dos cortes de inicio, Arcade Fire está haciendo las cosas correctas y seguras, quizás han abarcado tanto con su pasado, que no es de extrañar que han decido mantener la categoría antes que arriesgarse a perderla. Por lo tanto se han juntado con la gente adecuada, vaya que la producción es un desfile de pesos específicos dentro de la industria, donde están nombres como Markus Dravs, Thomas Bangalter de Daft Punk, Steve Mackey de Pulp y Geoff Barrow de Portishead. Todo este equipo apunta más a crear una media de buenas canciones que a dar vida a nuevos himnos; “Signs of Life” es otra prueba de la capacidad para hacer este tipo de canción Disco-Funk con la que se han viciado. Lo evidente es que cuando no echan mano de Jeremy Gara para hacer una canción acelerada caen redondos con “Good God Damn” y “Electric Blue“, dos canciones que de no haber existido Talking Heads, ni mucho menos el subsecuente Tom Tom Club y su debut de 1981, serían algo más para Everything Now. Por suerte, Arcade Fire recobra sus capacidades en “Put Your Money On Me” y “We Don’t Deserve Love“, que desde el título ya expresan algo, la primera por su exigencia socarrona y la segunda por su estado fatalista. En “Put Your Money On Me” se evitan contrastes y crecen de forma gradual, sobre un eje marcado por una secuencia nerviosa que dirige todo hacia el punto final, entre eso, trazos orquestales, guitarras, pianos y artilugios digitales se van uniendo con una precisión quirúrgica que asombra. En el penúltimo acto, hay una onírica convivencia entre las bases electrónicas ondulantes y atmósferas eclesiásticas, incluso se crea la ilusión de que el entorno reacciona a la narración y ánimo con que Butler ahonda y dicta ese relato lleno de remordimiento, arrepentimiento por la aparente ruptura amorosa y el coraje en su último lapso donde empieza a mezclar conceptos sobre Cristo.

Como ya lo había mencionado, hay nexos con Reflektor demasiado anunciados. “Peter Pan” y “Chemistry” son parodias menos logradas de los experimentos de “Flashbulb Eyes” y “Here Comes The Night Time“, los casos de este 2017 resultan un tanto confusos ya que van de una comedia teatral al acto musical de una feria, especialmente en “Chemistry” donde se toman el atrevimiento de hacer una ridícula canción de amor. Esos interludios, cuatro que hay en todo el tracklist que a primera vista se exhiben más como la manera fácil de quemar tiempo y pistas, toman de nuevo su turno con dos “Infinite Content“, la primera haciendo el Rock estrictamente plano que nunca les ha quedado (ni con “Month Of May“) para simplemente decir nada, al menos el segundo acto, que dice lo mismo, se recuesta en un Country vestido de arreglos de orquesta y acordeón. Algo de la descendencia de Talking Heads se cuela en otro de los sencillos estelares, “Creature Confort“, que usa muy bien los teclados escarchados, los subrayados de violín y los acentos de claves, lo que es realmente lamentable es el contenido lírico, donde el matrimonio nos da una lección de cómo ricos, pobres, gordos, flacos, famosos y olvidados nunca están conformes, siempre buscan algo que creen les hace falta o que el sistema les obliga a creer eso. Dicho sea de paso Régine Chassagne nunca había estado tan desatinada con su tono más agudo.

Su madurez prematura de la que siempre padecieron y que era una virtud hace 13 años se ha convertido en un trámite y un chiste, una cosa es el mensaje, otra la forma en la que se da el mensaje, y otra, las vías sonoras en las que se transmite el mensaje. Por eso “Wake Up” a pesar de haberla escuchado mil veces sigue calando hasta en el fondo del corazón, por eso “Intervention” te hace reflexionar hasta las lágrimas, por eso creo en ese lugar del que me cuenta “No Cars Go“, por eso anhelo una historia de amor como la de “Sprawl II (Mountains Beyond Mountains)” o incluso “Afterlife” me hace sentir culpable y parte de la solución. Con Everything Now sólo se exclaman mensajes que intentan transmitir algo pero que no comunican nada, que hablan de cosas rebuscadas pero tan evidentes y con un lenguaje ya tan común y corriente que poco interesa, en este caso también, el mensaje y la manera a veces es tan ajena entre sí que termina por no conectarse, ni mucho menos con el oyente.

Al final, como única novedad rescatable podría mencionarse que ambos extremos llamados “Everything Now (Continued)” son una misma canción que termina e inicia en automático creando un ciclo infinito, este tipo de cosas funcionan en discos como Nonagon Infinity de King Gizzard & The Lizard Wizard donde hacen un trance tan lisérgico y envolvente que necesita ser infinito porque es alucinante permanecer ahí sin principio ni final, aquí podría ser algo mágico de haber encausado mejor sus intenciones, mientras tanto Arcade Fire impone y obliga recorrer de nuevo su cuarto álbum y lo hace porque saben que por voluntad propia esta vez no será de manera unánime. Una lástima para la llamada mejor banda canadiense de la historia.

¿Por qué “Chemistry” es la peor canción de Arcade Fire?

Post escrito por: Jose Marr

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