RPM: Tiny Music… Songs From The Vatican Gift Shop de Stone Temple Pilots

March 31, 2016

Sell your soul and sign an autograph:
25 años de Tiny Music… Songs From The Vatican Gift Shop
de Stone Temple Pilots

Por Ernesto Acosta Sandoval IG: @erniedoesvinyl

¿Qué haces cuando toda la primera parte de tu carrera te han tachado a ti y a tu grupo como la copia light de Pearl Jam? Digo, a final de cuentas te están poniendo al lado de una de las bandas insignias de una generación y tú y tu banda sólo han vivido a la sombra y se han subido a la ola que han provocado. Pues fácil, te encierras a grabar y entregas uno de los grandes discos de Rock americano de la segunda mitad de la década. Así de sencillo y fácil de definir es Tiny Music Songs From The Vatican Gift Shop de Stone Temple Pilots. Sin buscarle más. Y así de sencillo y fácil es entrarle y clavarse en las doce canciones que componen al tercer álbum de una banda a la que le había ido bien en cuestión de ventas, pero no tanto con la crítica y por lo que vale la pena celebrar sus 25 años.



Scott Weiland y sus secuaces decidieron abrazar por completo al Glam Rock, meterle un poquito de Psicodelia y dejar de lado el Grunge en el que se habían cómodamente inscrito e instalado unos años antes. Tiny Music son 40 minutos de Rock duro y contundente, sin etiquetas extra, sin muchas florituras y sin sufrimiento de ningún tipo. Doce canciones de puro goce en la que rara vez alguna opaca a otra o alguna se sienta metida como relleno. Los sencillos que se desprendieron son todos fantásticos: “Big Bang Baby”, “Trippin’ On A Hole In A Paper Heart” y “Lady Picture Show” suenan amigables con la radio y lo fueron en MTV en su momento, pero la primera tiene esos ganchos beatlescos que la hacen tarareable y pegajosa a niveles impresionantes. En el resto del álbum hay cosas que también pudieron haber sido sencillos sin ningún problema: “Pop’s Love Suicide”, “Art School Girl”, “Tumble In The Rough”, “Ride The Cliché”. La voz de Weiland aquí ya está casi por completo desprendida de la de Eddie Vedder y los riffs y solos de los hermanos DeLeo ya poco tienen que ver con cualquier cosa de los de Seattle. No hay tristeza, ni melancolía, hay un análisis y una burla constante a la fama y a lo que había sido el Rock alternativo en los años previos. Fue parte de la cruda después del caos que había sido 1995 y de los excesos de su vocalista durante ese año. Tiny Music está más cercano a Smashing Pumpkins que a Pearl Jam, para acabar pronto.

Si Stone Temple Pilots se hubieran seguido por aquí en sus siguientes discos, su historia hubiera terminado muy diferente. Pero siempre nos quedará esta música chiquita, que lo es sólo de nombre, para recordarnos que en algún momento, pudieron haber sido La Gran Banda Americana que nunca sucedió.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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