RPM: 55 años del soundtrack de West Side Story

October 20, 2016

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Deep down inside us there is good:
55 años del soundtrack de West Side Story

Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_

Leonard Bernstein fue un hombre complejo. Uno de los compositores más prolíficos del siglo veinte. Su rango iba del clasicismo más estricto al Jazz y a coqueteos con la música popular. Su influencia en la cultura norteamericana es incalculable. Este mes se cumplen 55 años del lanzamiento en formato físico del soundtrack para la versión fílmica del musical West Side Story, que había comenzado como una de las puestas en escena más exitosas en la historia de Broadway un par de años antes. Cada tanto es bueno voltear a ver más allá del Rock para entender mucha de la música que consumimos día a día. Este es un buen ejemplo.

El soundtrack de West Side Story siguió los pasos de sus dos encarnaciones y se convirtió en el mayor éxito de la carrera de Bernstein por mérito propio. Sus canciones están insertadas en muchísimos ámbitos de la cultura y todos conocemos al menos una de ellas, aunque sea por referencias y aunque nunca hayamos visto el musical. Desde un punto de vista social, la trama del musical contribuyó mucho a hacer visibles aspectos de una sociedad segregada y temerosa de todo lo que fuera diferente, desde cualquier frente.

La música que se escucha en la película contribuyó mucho a que esto sucediera. Lo que escuchamos a lo largo de la casi hora y veinte que dura el LP es una mezcla de géneros impresionante. Bernstein fue lo suficientemente inteligente para entender que esa era la mejor manera de contar la historia. West Side Story es de los pocos casos en el género en los que el discurso musical es imposible de desprenderse del guión literario. Es decir, la música le sirve a la narración, pero también genera una identidad propia que forma parte del ADN de los personajes y los confronta con sus backgrounds y contra el otro al que, como ya he dicho, no terminan de entender. Los arreglos orquestales están hechos para que el escucha, de inmediato, identifique qué personaje -o grupo de personajes- tiene la luz en tal o cual momento. Los Jets se enfrentan a los Sharks, norteamericanos blancos contra puertorriqueños respectivamente. Cada tema que hace referencia a los Jets tiene un marcado estilo de Jazz y Big Band, mientras que los referentes a los Sharks son una mezcla de la cultura latina desde la, quizá hasta cierto punto limitada, visión de un compositor norteamericano: hay Mambo, Huapango, Zarzuela. Pero ahí radica su riqueza. Tal vez lo que Bernstein estaba poniendo de manifiesto era la complejidad de la cultura inmigrante que se sentía extraña en un país que no era el suyo. Así, entonces, los temas más ricos del LP terminan siendo cosas como el “Dance At The Gym” en el que se enfrentan las dos bandas rivales por primera vez; “America”, en donde los puertorriqueños se topan con que no todo es tan blanco y negro como podría parecer;  la famosísima “I Feel Pretty” y “A Boy Like That”, dotada de un dramatismo pasional en el que descansa toda la tragedia en la que el musical termina convirtiéndose. Por el lado de los Jets, la cosa podría parecer un poco más simple, dado que la constante es el uso del Swing y la música de las grandes bandas de los cuarenta. Sin embargo, la complejidad reside en el comentario social tan afilado y acertado como en “Gee, Officer Krupke!”, la “Jet Song” o “Cool”; las tres, canciones que hablan de un sector no tan privilegiado dentro de otro sector visto como el privilegiado.

En estos días tan inciertos vale la pena regresar y volver a visitar un disco y una historia como West Side Story y recordar el humanismo que Leonard Bernstein le inyectó a una historia de por sí humana. Acercarse a esta música con oídos desprejuiciados, y listos para sorprenderse canción tras canción.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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