Reseña: Botellita de Jerez /// Lo pior del estuche de peluche

Botellita de Jerez
Lo pior del estuche de peluche
Universal
8.0

Por: Fausto Ponce
Debo confesar que mi aproximación a este disco recopilatorio llevaba cierto prejuicio; de entrada, me parecía que el material de Botellita me sonaría como algo sumamente “avinagrado”, pasado de moda, sólo interesante para un historiador del rock mexicano. Pero cual fue mi sorpresa al irme dando cuenta de que para Botellita de Jerez aplica el típico “oldie but goodie”.

Las canciones de los tres primeros discos de botellita que aparecen en Lo pior del estuche de peluche conservan la capacidad para divertirnos con sus letras ingeniosas, llenas de caló y de hacernos vibrar con sus power riffs ochentos, a veces medio undercover entre ritmos y melodías mexicanonas que le confirieron la etiqueta de guacarrock —para decirnos que “si lo mexicano es naco y lo mexicano es chido, entonces, verdad de Dios, todo lo naco es chido” —, otras veces más frontales, en un clavado estilo hard rock, o bien, con un rock rítmico y pegajoso.

En general, todo el disco está bien —si uno es amante de los clásicos— pero creo que el hecho de haber escogido sólo los tres primeros álbumes (en los cuales participó Sergio Araú), dejó fuera canciones esenciales como “El Santos contra la tetona Mendoza”, por ejemplo. En ese sentido, el desenchufado que grabaron en la Planta de Luz de la Ciudad de México, funciona mejor.

Por supuesto, el sonido original de las rolas (que se escucha medio jodidón) le agrega un plus nostálgico a la nueva compilación, lo cual, aunado al lenguaje de la época, tanto literario como musical, convierte a este álbum en una curiosidad antropológica capaz de despertar el interés de nuevas generaciones y de convertirse en un buen recuerdo para los de aquella época. Por último, si le hubieran echado un poco más de ganas al arte del disco, muchos se lo hubiéramos agradecido.