Por C. Hadad (@HadadDosDos) /// Fotos: Roja (Claudia Ochoa)
Algunas personas que no entienden por qué hay quienes les gusta formarse por horas para estar en las primeras filas de algún concierto, lo que trae cómo consciencia empujones, moretones, peleas, compartir sudor y demás. Tal vez simplemente no entienden que se busca una forma de sentirse vivo, cual Bukowski enredado en problemas amorosos tan esplendorosos a sus 55 años. Crystal Castles vino a saldar su deuda después de cancelar la presentación que tendrían este mismo año, y volver a enamorarnos con su linda vocalista contoneándose con la música. Es por eso que, preocupados por intentar transmitirles hasta las gotas de sudor, su corresponsal informa desde las primeras filas.
Desde temprano se comenzó a hacer la fila –dónde algunos intentaron hacer negocio vendiendo pósters y un lugar hasta enfrente– y una vez adentro comenzó una muy larga espera, la cual fue sonorizada por Teen Flirt, quien a pesar de tener una mezcla tranquila y agradar al principio, terminó hartando a los fans que comenzaban a abuchear. Luego de la no tan atinada presentación del DJ regio, se prolongó la entrada del grupo canadiense haciendo falsas entradas emocionando a todos hasta que llegó la definitiva.
Con fotógrafos a un lado del escenario y entrando Ethan Kath colocándose en sus sintetizadores, al igual que un baterista que parecía su clon, los siguió segundos después Alice Glass detonando la euforia. Así comenzó a sonar “Plague”, mientras Alice se encontraba sentada en el escenario tomando directamente de su botella de Jack Daniels cómo forma de agarrar valor y comenzar a cantar seguida de todo el coro al unísono y en momentos, dar vueltas sobre su eje con todo y pedestal del micrófono.
Después de un potente inicio comenzó “Baptism”, donde la vocalista se quitó su saco con el que comenzó y cambió la botella por un cigarro mientras Ethan comenzaba la potente secuencia de la canción dándole mucho poder en vivo. Lo que decepcionó en este momento fue que Alice no se acercó al público como suele hacerlo en este tema, pero lo que sí hizo en “Telepath” fue tocar unos pads –algo que anteriormente no hacía, tocar, ya que antes sólo se limitaba a cantar– hincándose y moviéndose como si les estuviera haciendo el amor, mientras todos los demás veían embelesados la escena.
Ver a esta frontwoman en vivo es todo un deleite, desde que te escupa su whisky, se enrede con los cables de su micrófono y que juegue con el micrófono haciendo reverb con sus monitores como una pequeña niña jugando, y que al estar tomando todo el tiempo y en el trance en el que se encuentra es procurada por Ethan, quién la cuida en todo momento observando que es lo que hace y no le pase nada.
Con un setlist muy bien elaborado para jugar con nuestras emociones, terminaron la primera parte con “Not in Love”. Al regresar para el encore –dónde antes de comenzar, Alice hace la forma de un corazón con sus brazos–, la música se tornó de una manera más densa con “Empathy”, “Intimate” y cerrando con “Yes No”, donde la carismática vocalista terminó en el público que sin importar los jaloneos y estar parada sobre la valla continuó cantando, e incluso terminó regalando a algún afortunado el micrófono para después despedirse diciendo al aire “Gracias”, y en español.











