RPM: Disco debut de The Clash

August 14, 2014

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Por: Ernesto Acosta Sandoval (@admiralhalsey_)

Do you wanna make tea at the BBC?: La furia contenida en The Clash

En una escena de High Fidelity (Stephen Frears, 2000), Rob Gordon lista su top 5 de tracks uno, lados A. Entre ellas está “Janie Jones” del álbum debut homónimo de The Clash. La importancia de que esta canción esté ahí, abriendo el disco, va más allá del azar. Imaginemos por un momento que tenemos 15-16 años y vivimos en Londres en 1976. El ambiente musical está enrarecido y dominado por el Adult-oriented Rock, o, en el mejor de los casos, por el Rock progresivo. Pink Floyd acaba de sacar Animals; la música disco domina las listas de popularidad; grupos y figuras como los Kinks, Led Zeppelin, The Who y Bob Dylan están, por decir lo menos, en su ocaso. De Nueva York llegan sonidos y noticias extrañas: un puñado de artistas están intentando regresar al rock a sus raíces primigenias, pero algo no termina de amarrar. Malcolm McLaren está de vuelta en la ciudad con la idea de capitalizar eso que acaba de ver en el Lower East Side de Manhattan y que, por alguna u otra razón, han decidido bautizar como Punk*.

Por el lado político y social, hay inquietud. No hay un futuro claro, no hay trabajo, hay descontento y motines raciales. Derek Jarman lo plantearía clarísimo en su película Jubilee al año siguiente. En fin, el caldo de cultivo estaba ahí. Y Bernie Rhodes y Mick Jones lo sabían, así que armaron una banda que plasmara el sentir de la época. Reclutaron a un frontman carismático y con un dejo Rockabilly y a un bajista guapo, sin idea de cómo hacer música (total, pensaron, habría tiempo de enseñarle a tocar). Al año siguiente, entrarían a grabar 14 canciones que cambiarían la historia de la música para siempre.

Pongámonos en los zapatos de este adolescente imaginario, otra vez. Llegas a tu casa con el LP que acabas de comprar. En la portada, una foto del grupo a blanco y negro sobresaturada, enmarcada en verde y con las palabras THE CLASH pintarrajeadas. Pones el vinilo sobre la tornamesa. Dejas caer la aguja en el primer surco. Nada, absolutamente nada, te ha preparado para este momento. “Janie Jones” te golpea y te vas de espaldas y no sabes ni qué te ha pasado por encima. La siguiente media hora sólo será de sorpresa tras sorpresa. Ninguna de las siguientes trece canciones suena a algo que hayas escuchado antes. Ningún grupo del momento habla, además, de las problemáticas que aquejan a la clase media londinense de esa forma y con esa furia. Sabes perfectamente que Joe Strummer te está hablando directamente cuando, al comenzar el lado B, canta que tus oportunidades de trabajo son servir té en la BBC o ser un policía. Entiendes que la situación está peor de lo que las noticias te cuentan, cuando Strummer grita que Londres está ardiendo y que quiere un motín. Ya para cuando llegas a “Garageland” lo único que quieres es salir a prenderle fuego a tu barrio (o formar una banda, de menos).

Con The Clash el grupo estaba planteando la tesis de convertirse en THE ONLY BAND THAT MATTERS. El mundo estaba listo para paliar lo oscuro que se iba a poner todo en los años siguientes.

*(Para más información sobre lo complicado y turbulento de los inicios del punk, recomiendo leer los libros Please Kill Me: The Uncensored Oral History of Punk de Legs McNeil y Gillian McCain y Passion Is A Fashion: The Real Story of The Clash de Pat Gilbert).

Post escrito por: Ernesto Acosta

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