RPM: 15 años de Night Ripper de Girl Talk

May 27, 2021

night ripper

That’s my DJ:
15 años de Night Ripper de Girl Talk

Por Ernesto Acosta Sandoval

En este espacio ya hemos hablado de cómo la cultura del sampleo dio como resultado dos obras seminales para entenderla, Paul’s Boutique de los Beastie Boys en 1989, y Endtroducing… de DJ Shadow en 1996. Ambos álbumes están compuestos en lo instrumental por retazos y recortes de casi infinitas fuentes. Ambos discos toman como base el Hip-Hop y el Rap y rinden tributo a sus predecesores, que es básicamente en lo que se sostiene la cultura del sampleo. Tomar un pedazo de algo que le haya capturado el oído a su creador y hacerle una especie de reverencia. En 2005, J Dilla con Donuts, hizo algo parecido. Al año siguiente, Gregg Gillis, bajo el nombre de Girl Talk, le metería esteroides a la fórmula con su tercer álbum.



Night Ripper es una frenética reinterpretación de lo que sus antecesores venían haciendo. Gillis pone a The Verve para casi de inmediato dar un salto a algo de Soul de los setenta y luego a Destiny’s Child y después a Pixies con un beat gordo de fondo, que poco a poco se va revelando como “Scentless Apprentice” de Nirvana. Todo en Night Ripper viene de alguna otra fuente, salvo uno que otro momento en el que su creador le agrega casi imperceptiblemente un mínimo sintetizador. Por una mezcla de buena suerte y huecos legales, nadie se atrevió a meterle una demanda ni a Gillis ni a Illegal Art, la disquera que lanzó Night Ripper, quienes se ampararon bajo el principio de fair use. Los abogados de las disqueras grandes decidieron no ensuciarse las manos por la flojera de llevarles mala publicidad, a ellos y a quien consideraban un artista insignificante. Eran otros tiempos. Cuando el álbum empezó a hacer olas y a venderse mejor de lo que nadie esperaba, era demasiado tarde.

Gillis identifica cerca de 300 sampleos en los 42 minutos que dura el álbum, que está diseñado como un sólo track continuo con divisiones imperceptibles en puntos estratégicos. Lo que diferencia al trabajo de Girl Talk de los ya mencionados arriba, es la inmediatez en la selección. Casi todo lo que se escucha es fácilmente identificable por cualquier persona que haya prestado al Top 40 de los últimos 20 o 30 años. Eso y el hecho de que Gillis está trabajando, sin ningún empacho, para la pista de baile. Y Gregg Gillis se sale con la suya. Todo el tiempo. No hay tanto aquí una cuestión de mostrar respeto a las influencias, sino como de pasarla bien y ya. Aunque el esfuerzo le llevó ocho meses y juntar una biblioteca enorme de CDs, archivos MP3 y LPs. En sus mash-ups se nota la intención de su autor de poner este disco y ver a la gente sudar en un club oscuro y apretado. Insisto, eran otros tiempos.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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