Reseña: Jack White /// Entering Heaven Alive

July 22, 2022

Jack White Entering Heaven Alive

Jack White
Entering Heaven Alive
Third Man
4.7

Por Ernesto Acosta Sandoval

Jack White acaba de cumplir 47 años este 2022. También, este 2022, se propuso lanzar dos discos, según él, opuestos. Uno de Rock-Blues, en su estilo usual, Fear Of The Dawn, que salió en abril. El otro, casi sin dar chance a respirar, sale hoy, y es el que nos ocupa.



Entering Heaven Alive se inclina más al Folk, o al Folk-Rock con raíces medio californianas, medio sureñas de los setentas. El resultado es regular tirándole a malo. Entering Heaven Alive suena a esos discos cansados que “leyendas” como Clapton o Santana han venido sacando desde hace unos 20 o 30 años. Y sí, vamos, que la carrera de White está cerca a cumplir 30 años. Como cuando aquellos sacaban esos discos, en los últimos años de sus cuarentas, principios de sus cincuentas. Parte del atractivo que White siempre ha tenido es su afán por sonar viejo, análogo. Eso toda la vida le ha dado un plus a canciones que, de inicio, son buenas. Le otorga un aura honesta y disfrutable a sus discos como un todo. En cualquiera de sus proyectos. Aquí hay muy poco de ese sonido. Acaso en “I’ve Got You Surrounded (With My Love)” o “Taking Me Back (Gently)”, el resto del álbum suena pulido y en exceso pulcro. Suena hasta virtuoso, lo cual no lo digo como algo bueno. White es virtuoso sin ser flashy, sin andar presumiendo que puede tocar 10 mil notas al mismo tiempo, pero una canción como “Tree On Fire From Within” con su predominante bajo jazzero dan ganas de saltarla a la mitad. Todo para enfrentarnos con “If I Die Tomorrow”, que suena a banda amateur de covers de Led Zeppelin o, peor, de Greta Van Fleet. Ahora bien, poniéndole atención a las letras, puede ser que el músico se esté enfrentando a su propia mortalidad, y esté pasando por una crisis de la edad, pero, no sé. Hay maneras, hay maneras. Por ejemplo, “Madman From Manhattan” tiene todo para rescatar la curva final del disco, pero luego se vuelve una especie de Jazz-fusión-progresivo sin dirección y sin razón. Y ese es el problema global de Entering Heaven Alive: no termina de concretar en nada. Es un callejón sin salida, sin hilo conductor, sin propósito. Es un espectáculo de déficit de atención en el que claramente su creador dijo: “Me voy a poner a tocar mi guitarra acústica, a ver qué sale y ustedes (sus músicos) ahí tóquenle”. Me imagino a Jack White sentado en su trono vintage en su mansión en Nashville, o donde sea que viva, platicando sobre el disco y nadie sin atreverse a decirle nada. Y eso es triste, y no las dizque sesudas meditaciones sobre la vida y la muerte que lanza en casi todas las once canciones que hay aquí.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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