Por: Alfredo “Maza” Guzmán /// Fotos: Jahan Monast
Hay días que el snobismo de una banda sobrepasa su sonido y arruina las presentaciones en directo. Centella abrió el concierto en su propia ciudad, Barcelona, y lo hicieron de una manera que podríamos llamar anti-profesional. Con intenciones seudo-arti, salieron a “tocar” sin orden como si estuvieran ensayando, por lo que su presentación paso por altibajos estrepitosos. Ninguna de las canciones, al menos las que se distinguieron de su disco homónimo, estuvieron a la altura de la grabación que es francamente interesante. En vez de planear su espectáculo como una reunión de amigas en drogas, deberían intentar presentar sus piezas lo mejor posible ya que guardan mucho poder.
Como plato fuerte de una noche fría se presentó Deer Tick, banda oriunda de Rhode Island y que con tres discos a la espalda abarrotaron la sala. Lo primero que sobresale es su capacidad de resistencia ya que el concierto se extendió tal vez demasiado, pero durante el cual no dejaron de producir una energía y una intensidad al viejo estilo del rockero imparable. Esto tal vez producido por una actitud de fiesta marcada por la cantidad de cervezas que pasaron por el escenario y sobre todo por John McCauley, vocalista principal, que durante toda la noche intentó hacer bromas que tan sólo él encontraba simpáticas por un estilo chico-malo-indie que tan cansino es, incluyendo el descenso a la masa para ser tocado por sus fans. Su auténtica celebración personal no pasaba de alargar el espacio entre canciones de un modo absurdo. Cuando estas llegaban solían lograr efectos distintos porque ciertamente Deer Tick no es una banda que logre un registro permanente de calidad.
Abrieron muy bien con “”Choir of Angels” primer track de su último disco The Black Dirt Sessions (Partisian, 2010) y de ahí adelante no se bajaron de su estilo country-rock bien digerido hacia el indie más tradicional pasado, incluso, por un voz estridente que entretiene, pero que no logra grandes instantes.
Sus canciones les dan para emprender buenas escenas y al interpretarlas con gran efusividad contagian al público pero nada abrumador. Entre el repertorio no hubo nada realmente memorable, más que los intentos de hablar en catalán y en español de los vocalistas o el sonido impecable del tecladista polifacético que le daba un cuerpo efectivo a las melodías. La fuerza del concierto escaseó bastante en los momentos de la baladas que no logran destacan; la pieza en solitario de O’Neil, “She is not Spanish,” resultó un tanto soso. Su voz se opaca a lado de la McCauley que logró sus mejor momento en “Ashemed” donde la simpleza resultó genial y en la indie y divertida “Make Believe” que podría pasar por cualquier anuncio uno de estos días.
Cerraron con una ostentosísima versión de “Mange”, que se extendió desmedidamente. La distorsión más que molesta resultó vacía porque el lugar, la noche y la manera de tocar y de haber conducido el concierto no lo permitían. A Deek Tick les falta identificar y sentir a la audiencia porque su presentación lucía como una reunión de amigos a punto de volverse grandes. Incluso el cierre con el cover a la versión de “La Bamba” de Ritchie Valens lució como un capricho lingüístico que si bien no lograron cantar adecuadamente resultó efectiva.
MP3: Centella /// El Hervor
MP3: Deer Tick /// Twenty Miles