NIN
New Order
Por Marta Pallarès /// Fotos: Cortesía Lollapalooza 2013
Viernes 1 de agosto, Día I: mirando al cielo sin ira
Y el cielo se abrió sobre Grant Park. Sobre las dos de la tarde del viernes, inaugurando el agosto como se inauguraba esta edición del Lollapalooza, las nubes descargaron sobre Chicago como cuando en 2012 obligaron a la suspensión (temporal) de su más famoso festival durante unas horas. Y un año después todos volvimos a mirar hacia arriba, rogando porque el tiempo fuera clemente y no nos quedáramos sin el folk de Band Of Horses y Father John Misty, sin las guitarras alegres de Smith Westerns, las descargas brutales y por estrenar de Queens of The Stone Age y Nine Inch Nails. Temimos, por unos instantes. Rogamos, durante unos instantes más largos.
Pero el buen dios del rock es clemente, y no iba a dejar a los amantes de la música de Illinois (y buena parte del extranjero) sin su primera dosis de beats y riffs. Fueron solamente unos minutos de pánico que remitieron al desalojo del año pasado, y que escamparon con la misma rapidez con la que habían venido. El resultado fue un enorme alivio entre los que lucían las tan preciadas pulseras, agotadas semanas antes, y un fangal que dejó el escenario Red Bull Sound Select, el principal de un aforo que permite hasta 100 mil personas, listo para una lucha en el barro multitudinaria. No todos los elaborados outfits, probablemente pensados durante días, resistieron la batalla; pero sin duda, la gran mayoría de los asistentes ni prestaron atención a lo que estaba sucediendo a sus pies. Todas las miradas, cómo no, se centraban en lo que estaba a punto de acontecer sobre alguno de los siete escenarios. Perdón, ocho. Y es que un año más, también los más pequeños contaron con su buena dosis de rock en el stage Kidzapallooza. Para que vayan aprendiendo lo que es bueno, como de lo que subió al particular podio de Me Hace Ruido en esta jornada inaugural no tan pasada por agua como inicialmente temimos.
Nine Inch Nails
Los seguidores de Trent Reznor hemos estado bien alimentados en las últimas semanas; y es que la máquina se ha estado engrasando con nuevas rolas dosificadas sabiamente en shows y festivales en diversos continentes, anuncios de cómo sería la gira de la que hemos podido gozar (inspirada en el Stop Making Sense de los Talking Heads), y por la propia expectación que siempre genera saber que un grupo de su trayectoria trabaja en material nuevo. Obviamente, el Tension Tour no decepcionó en un gran escenario como el Bud Light, que no tuvo nada de ligero en llenarse de luces, proyecciones, beats y densidad; y aunque ellos digan que “Hurt” dejó de ser suya en cuanto Johnny Cash la versionó, sus conciertos nunca tendrán mejor cierre que ese. Ya tenemos unas chelas enfriándose esperando a ser abiertas el próximo septiembre: las Hesitation Marks nos esperan.
Atlas Genius
Les habíamos visto con anterioridad, pero comprobar de nuevo su eficacia en el escenario más coqueto de este Lollapalooza, The Grove, les sitúa en nuestro top del viernes. Han entrado sorprendentemente rápido y por mérito propio de ese plantel que distingue cada vez más a los festivales consolidados de los aspiracionales; y es que si los cabezas de cartel son normalmente indiscutibles, el gusto y la curaduría en la franja perezosa de la tarde definen personalidad y marcan gusto. Atlas Genius son de los que aportan valor añadido. Con un EP publicado el año pasado y su primer largo, When It Was Now, recién salido a la calle, ya tienen algunos cánticos que dejar entonar a la multitud: “Trojans” fue un perfecto ejemplo de cómo ponerle banda sonora a una tarde de verano.
New Order
Dicen que lo clásico lo es porque lleva mucho tiempo siendo bueno. Y a pesar que Bernard Sumner y los suyos llevan ofreciendo el mismo (o casi el mismo) show durante los últimos tiempos, sigue siendo exactamente igual de emocionante para los hijos de los ochenta que somos. Y también para las nuevas generaciones, pues para nuestro gusto vimos a una buena cantidad de público “kidza” subido a hombros de sus padres y madres, los que tendrían la edad de tendría Ian Curtis si aún nos acompañara. Y de algún modo lo hizo, pues entre las guitarras de herencia shoegazer, los teclados de “Bizarre Love Triangle” y la melancolía de los tiempos pasados, las hermosas y punzantes proyecciones nos trajeron su recuerdo hasta el siglo XXI. Bailamos con los ojos cerrados, sonó “Transmission”, y también el amor nos separó (otra vez). A un kilómetro los Queen of The Stone Age descorchaban su … Like Clockwerk. Nosotros preferimos quedarnos con una imagen proyectada en el escenario, y grabada en las retinas: “Forever Joy Division”.
Y el premio “Banda a seguir” del viernes es para… Hey Marseilles. Si te gustan Beirut, las instrumentaciones orquestrales enmarcadas en el indie y sientes una necesidad irrefrenable de bailar solo en tu casa, su segundo disco Lines We Trace es para ti.












