Cat Power
Por Marta Pallarès /// Fotos: Cortesía Lollapalooza 2013
Domingo 4 de agosto, día 3: pasado, presente y futuro del indie
Jóvenes y consagrados, nuevas promesas y viejas glorias; la jornada del domingo en Lollapalooza, la tercera y ya la última, nos deparaba un cartel donde se combinarían estrellas del rock de los 80 con abanderados de la nueva escena, artistas con decenas de discos a sus espaldas y algunos que a duras penas estrenaban EP. En el día más soleado de esta edición, y apartados ya los temores infundados de lluvia, de nuevo entramos pronto a un recinto que nos dejaría algunas de las sorpresas más agradables de esta edición del festival.
Como no todo puede ser tan de color de rosa como en el “Chicago” al que canta Sufjan Stevens, también tuvimos alguna ligera decepción; como por ejemplo, que dos de las bandas que más esperábamos en este Lollapalooza no nos satisficieran en directo como en sus magníficos últimos trabajos. Al Bloom de Beach House no le hizo bien tener que presentarse a plena luz del día (incluso Victoria Legrand pidió al público que imaginara que estaban a oscuras), y Alt-J quedaron empequeñecidos por un escenario pantagruélico con un volumen demasiado escaso. Pero sí estuvieron los decibelios desbordados de Baroness y los punteos folkies de Jake Bugg, el movimiento desenfrenado de Major Lazer y los crowd pleasers de The Vaccines y Vampire Weekend. Y por supuesto, las alegrías que nos proporcionaron los artistas que copan nuestro podio de este último día, que son estos:
Grizzly Bear
Tanto nos gustaron en su reciente visita al DF que a pesar de tener su recuerdo más que fresco, quisimos repetir con ellos. Perdieron intimidad respecto a su maravilloso concierto en el Auditorio Blackberry, pero en el escenario Red Bull ganaron cuerpo y volumen. La banda de Ed Droste, y él a la sazón, tienen la habilidad de convertirse cuando pisan la grande scène, pasando de lo delicado a la potencia; a pesar de no gozar de mucho público en esta ocasión, a nosotros por ahora nos siguen teniendo más que asegurados.
Palma Violets
Estrenamos el día con ellos al mediodía, pero su concierto fue uno de los que nos acompañó hasta la hora de decirle adiós al recinto. Tienen insolencia, actitud, ritmo y talento; y porqué no decirlo, su surf garajero y de toques Punk se enmarca perfectamente en la filosofía de lo que nos gusta en Me Hace Ruido. A pesar de la hora temprana, sus trallazos de batería y riffs de guitarra aunaron un número excepcional de personas ante el Bud Light, sudorosas tanto por el sol como por la energía volcada en ese directo. 180 captó nuestra atención sonando en la tornamesa, ahora damos fe que en directo se crece.
Phoenix
Al contrario que los anteriores, y seguramente por haber dejado su listón muy alto con Wolfgang Amadeus Phoenix, el nuevo trabajo de los franceses (casi) homónimos nos había dejado fríos. Aun así decidimos darle oportunidad a su directo y ver cómo defendía Thomas Mars ese Bankrupt! que tan poco nos había convencido; y qué bien hicimos (con todos los respetos para el tío Robert) en descartar a The Cure por, a nuestro parecer, el mejor concierto que nos deja este Lollapalooza. Proyecciones usadas con sentido y sensibilidad, un concepto del entertainment bien canalizado y sabiamente dirigido a las masas (tan masivo como pueda ser el público indie, en todo caso), melodías coreables y reconocibles y un sano hedonismo que nos puso a bailar a pesar de tratarse del último concierto de la última jornada. Con material así entre manos, el cansancio no pudo con ellos ni con nosotros.
Y el premio Banda a seguir del domingo es para… Machines Are People Too. Para fans de los mismos Phoenix, para los que piensan que el synth pop aún puede aportar algo nuevo, para amantes de la frescura y de los pequeños grandes descubrimientos, su segundo EP Nickels & Dimes acaba de salir al mercado: esperamos que lo disfruten tanto como nosotros lo hemos hecho en este Lollapalooza del que nos despedimos hasta el año que viene.












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