Reseña: Havalina /// Islas de Cemento

August 23, 2015

havalina-islas-de-cementoHavalina
Islas de Cemento
Origiami Music
9.0

Por Alejandro Ramírez @le_fraktal

Tres años después de su aclamado H, el inclasificable conjunto de Madrid conocido como Havalina, llega con Islas de Cemento, una placa que siguiendo una línea que oscila a veces en lo más pesado y disonantes de las guitarras, por otros momentos es tan sutil como canción de cuna.

La placa inicia con “Cristales rotos sobre el asfalto mojado”, que da fe del camino que comenzó ya hace tiempo para Havalina y que nos transporta por horizontes sónicos impredecibles y maravillosos; “No has visto lo que yo” parafraseando a Manuel Cabezalí, voz y mando de este trío madrileño que encuentra en un sueño siamés su génesis interpretativo, en el Shoegaze y Stoner su inspiración y en el Dark Wave y Rock Alternativo de los finales de los 80s su condición.

Islas de cemento” donde se estrellan los aviones y los pasajeros perdidos buscan subsistir, esa guitarra con delay que recuerda a Robert Smith, “Un reloj de pulsera con la esfera rota” para pisar el acelerador, “La voz de él” para volver a la aparente calma, diferentes escalas entre intrigas y recuerdos enterrados.

Ya va siendo hora” de entender que música como esta nos causa escalofríos, que la lírica filosa basada en el libro de poemas Manual para conductores borrachos, escrito por el hermano de Manuel es la venía perfecta para expresar lo aciago, lo eterno, lo milimétricas que resultan las heridas y lo lento que a veces sanan.

Todos tenemos “El Olmo Centenario” donde se quedan nuestros mejores recuerdos, solos y arpegios por lo que fue y ya no será, arreglos de cuerdas para aderezar la nostalgia, “Luces” que se acercan para impactarnos, porque la furia también es necesaria. “No sé por qué dices que no te quiero, si te dedicas a jugar con las palabras”, y es que esas frases tan pensadas se nos quedan más que los coros repetitivos. “Dónde” porque lo breve también invoca a lo siniestro, porque la cacería por la identidad musical es difícil para la mayoría, pero Havalina ya la tiene completamente domada.

Cementerio de Coches”, el desato de la furia, el romperse la voz y sangrarse los dedos en cada furioso riff, el álgido tramo que nos lleva a la obra magna de este material: “Lluvia en el Cementerio de Coches”, una larga pieza para comprender el complejo candor que provoca escuchar a esta banda que encuentra en la urbanidad su espacio, en sus recuerdos la inspiración y en la música sus mejores testimonios.

Ulmo” para decir adiós y dejarnos ansiosos por verlos en vivo de nuevo, por escuchar más de su obra que implica el pesar y la renovación, esas letras letales, esos parajes sonoros que provocan volver a comenzar el viaje, que gire de nuevo el disco y que este grandioso álbum musicalice nuestros días lluviosos, que nos sirva de lección e inspiración, que nos haga darnos cuenta de que no todo está perdido.

Post escrito por: Alejandro Ramírez

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