RPM: Gish de Smashing Pumpkins

May 5, 2016

smashing pumpkins gish

Tell me, tell me what you’re after:
30 años de Gish de Smashing Pumpkins

Por Ernesto Acosta Sandoval

Soy muy fan de los Smashing Pumpkins, pero de los Pumpkins de 1991 a 2000, no de los de ahora. Fueron mi grupo favorito durante mi adolescencia y jugaron un rol muy importante en aquellos años. Los conocí en 1996 cuando estaban en la cima del mundo, es decir que me perdí de sus primeros años. Durante 1996 y 1997 me compré, en orden, Mellon Collie & The Infinite Sadness, Siamese Dream, Pisces Iscariot y dejé hasta el final Gish. En aquellos tiempos en los que podías ir a Tower Records y pedir que te abrieran el disco y escucharlo con audífonos para ver si valía la pena gastar una fortuna en ellos, el primer disco de mi banda favorita no me parecía muy atractivo. Quizá no era un buen fan, no lo sé, pero Gish no me sonaba similar a lo que me atraía del grupo.



Lo sentía demasiado espeso, con canciones largas y aburridas. Me tardé meses en decidirme si comprármelo o no y lo terminé haciendo más por un afán completista que por gusto genuino. Creo que lo habré escuchado una o dos veces de principio a fin en esos años. En Gish no había una “Tonight, Tonight”, una “Disarm” o una “1979”. Hasta los lados B del Pisces Iscariot me parecían más escuchables. Me tardé años en volverme a acercar a ese disco debut que parecía grabado por otra banda. Un buen día, no recuerdo exactamente cuándo, decidí volver a darle una oportunidad, ya con el grupo desintegrado. Lo amé. Pero lo amé diferente a cómo amaba cualquiera de los otros discos de los Pumpkins.

Billy Corgan llegó a decir alguna vez que sí, en efecto, Gish es diferente a los demás discos de la banda. Que es un disco ingenuo al mismo tiempo que es muy espiritual. No sé si “espiritual” es una palabra que yo usaría para definirlo, pero “ingenuo”, definitivamente sí. Y eso es lo que lo hace tan bueno. Es un disco disparejo, pero no lo digo como algo malo. No hay cohesión y es más bien como si la banda estuviera buscando una identidad durante las diez canciones. Suena a que nada les acomoda aún. No puedo pensar en dos canciones más diferentes entre sí como “Crush” y “Rhinoceros” y, sin embargo, funciona porque ya hay algo ahí. Las influencias del grupo siempre fueron bien difíciles de señalar, por momentos sonaban a Black Sabbath (el grupo favorito de Corgan), como en “Siva” o en “Tristessa”, pero luego les daba por lo psicodélico como en “Suffer” o “Window Paine”. Gish es un disco complicado, aun cuando la pulida producción del chico dorado del momento, Butch Vig, ayuda bastante a pasar el trago.

En un RPM anterior, sobre los Pumpkins también, dije que a ellos nunca los pudieron meter en un cajón junto con los demás representantes del Grunge y lo “alternativo”. En Gish esa sensación de incomodidad al no saber en dónde van ya comienza a manifestarse. A 30 años de distancia dudo mucho que le podamos aplicar alguna etiqueta, sea por comodidad o por necedad. Smashing Pumpkins, como ya dije, siempre estuvieron en su propia galaxia. El problema era que en 1991 esa galaxia no era a la que la gente se quisiera acercar y tendrían que esperar un par de años más para que se les hiciera justicia.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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