The Cult @ Teatro Metropólitan

Fotos: BigIdeas (OzCorp)

Nueve notas acerca del concierto de The Cult en México:

1. Desafortunadamente el Teatro Metropólitan se encontraba tan vacío que la gente que se encontraba dispersa en las diferentes secciones por lo que tres minutos antes de que comenzara el concierto de plano movieron a la poca gente a la parte de enfrente. Qué suerte para los que compraron boletos baratos, que coraje para los que no. Aun así con trabajos apenas se logró llenar toda la sección A.

2. Es una lástima entre los revivals ochenteros que se están dando, lo que alguna vez llego a tocar The Cult no sea apreciado en nuestros días. Esa mezcla de rock duro, con lo épico de Zepellin y lo sombrío de la música gótica quedo relegado para mejor resucitar tonaditas de sintetizadores y vocales etéreas. Ian Astbury es un gran frontman, en todo el sentido clásico rockero, tocando pandero, moviendo la melena, usando chamarra de piel. Más que un vocal, parece un motociclista endiablado sacado del primer bikerbar que recorrió el grupo.

3. Un fan bastante emocionado del público, a la segunda canción, le avienta a Ian su chamarra, éste se la intenta regresar, pero insiste en que no, es un regalo, un intercambio por todas esas grandes canciones.

4. Después de abrir con “E.M.A.W.I.A.S”, viene el primer trancazo de la noche, “Rain” acelera el corazón de los presentes. Es tiempo de comenzar a recordar esa juventud transcurrida entre caguamas, hoyos fonquis y la poca apertura musical que existía en la ciudad.

5. La banda se esfuerza en consentir al público, que aun cuando es minoritario, lo compensa con entusiasmo. Además de tocar su nuevo sencillo de un disco que apenas están grabando (“Embers” que sonó bastante bien), estrenan otra canción que nunca ha sido tocada en nuestro país: “The Saints are Down”, que suena aun mejor. Larga, orquestal, maravillosa.

6. A mitad del concierto se da un mini intermedio, donde el fondo de calavera que se ha estado usando es sustituido por un corto llamado “Prelude to Ruins”, donde se ven extrañas imágenes de carretera, paisajes desolados. No faltan los gritos de “¡ya salgan a tocar huevones!”

7. El cierre del concierto no puede ser mejor con “She Sells Sanctuary” y “Love Removal Machine” conectadas. Es el viejo truco del 1-2, y funciona a la perfección. El público, al tener bastante espacio, baila sin problema a lo largo de los pasillos del teatro, cantando cada palabra.

8. Ian Astbury alguna vez fue la primera opción para encarnar a Jim Morrison cuando Oliver Stone estaba planeando su viajado homenaje a los Doors. Así de grande era la admiración que tenía la el cantante y la banda por estos íconos sesenteros. Así que como última canción, después de informar que el concierto de The Cult se ha terminado, se recetan, “Break On Through”. La alegría llega al techo del recinto y al terminar todos salen extasiados. Los pocos que asistieron.

9. A lo largo de todo el concierto Ian declara que van a regresar a tocar de forma gratuita en nuestra ciudad, que vayamos buscando un lugar para decirles por Facebook. Esperemos que cumplan su palabra, más gente merece disfrutar de una noche así.