¿Quién tiene miedo de jugar con el amor?:
45 años de A Divina Comédia Ou Ando Meio Desligado de Os Mutantes
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Brasil, 1970. El panorama para la juventud era desolador. El movimiento musical y cultural que se había venido gestando a finales de la década anterior había sido desmantelado casi por completo por la dictadura militar y sus principales exponentes, en el mejor de los casos, decidieron exiliarse para poder seguir produciendo. Caetano Veloso, Gilberto Gil, Elis Regina, Jorge Ben tenían que ver de lejos lo que sucedía en su país. Pero hubo un grupo que decidió quedarse y rescatar el barco que era la MPB y continuar con la explosión creativa que había sido la Tropicália. Arnaldo Baptista, Rita Lee y Sérgio Dias, Os Mutantes, en su tercer álbum de estudio, decidieron alejarse cautelosamente de la denuncia política para clavarse en crear un sonido original como ningún otro de sus contemporáneos hubiese imaginado que fuera posible lograr en ese momento.
A Divina Comédia Ou Ando Meio Desligado es y no es un reflejo de lo que sucedía en el país en aquellos convulsos años. Lo es porque funciona como un refugio de la barbarie en el día a día de Brasil. El arte, en su más puro estado, como defensa ante una situación inexplicable. No lo es porque no denuncia nada y hace bien en no hacerlo. Ese no era el lugar para Os Mutantes, no estaba en ellos crear consciencia. Usaron lo que tenían a la mano para continuar con su oficio. A Divina Comédia también funcionó como un punto de partida y una despedida del movimiento. Fue el experimento psicodélico en un país que se había perdido el verano del amor con canciones que ya estaban más cercanas al primer Pink Floyd y que se adelanta al último The Velvet Underground (“Meu Refrigerador Não Funciona”, “Ave Lúcifer”). El álbum es el sonido de un grupo de tres chicos que quieren mantener la inocencia que da acercarse al Rock and Roll (“Desculpe, Babe”, “Quem Tem Medo De Brincar De Amor”, “Hey, Boy”, “Preciso Urgentemente Encontrar Um Amigo”), pero también peligrosamente y con mucho filo se burlan del tradicionalismo brasileño que la dictadura quería enaltecer (“Chão De Estrelas”).
A Divina Comédia, hoy, a 45 años, se sostiene como un testimonio y una cápsula del tiempo. Es un ejemplo y un recordatorio de lo que es posible lograr con todas las circunstancias externas jugando por completo en contra de uno. Es ponerle buena cara a algo a lo que es imposible enfrentar de buena gana. Es un álbum valiente porque se nota que el grupo nunca le tuvo miedo a nada. Eso es el Rock and Roll, aquí, en Estados Unidos o en Brasil.
