Mumford & Sons @ Palacio de los Deportes

March 9, 2016

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Por José Marr‏ @JR_Marr
Foto Óscar Villanueva (Flickr)

La noche fue mágica, fue emocionante, fue maravillosa. La primera visita de Mumford & Sons a México fue hecha en el momento indicado, justo cuando la espera parecía no poderse contener y los casi 20 mil presentes necesitaban corear uno a uno los grandes éxitos cosechados a lo largo de 7 años de carrera pautados por Sigh No More, Babel y su más reciente Wilder Mind.

Se puede decir que la emoción fue reciproca, el grupo sabía que México es QUIZÁS el país Latinoamericano más importante y que su visita era anticipada con gran expectativa. Por ello no hubo desperfectos, Marcus Mumford y compañía ofrecieron todo en el escenario, mismo que estuvo adornado por la exacta iluminación que aparece en los videos de las sesiones de Wilder Mind. Así es como “Snake Eyes” puso fin a la espera, debido a la explosión gradual de la canción, los gritos del público por momentos eclipsaban la interpretación de los primeros versos de ésta. La elección de temas fue bastante bien planeada, pareciera que era demasiado arriesgado develar “I Will Wait” como segundo acto, pero la noche apenas comenzaba y todo el show nunca dejó de ir a más.

El relevo de instrumentos nunca fue un obstáculo dado que es bastante marcado el cambio de sus primeros dos discos ciento por ciento creados de esa nueva oleada Folk de Inglaterra hacia las guitarras eléctricas y el Pop Rock de Wilder Mind. Así, se pudo apreciar la canción del mismo nombre y en “Lover of the Light” hacer el cambio de instrumentos e incluso Marcus tomar la segunda percusión y cantar al mismo tiempo. Muy a pesar de su poco español que los integrantes hablaban, las intervenciones fueron las necesarias para agradecer, para celebrar que estaban por primera vez en nuestro país (Ben Lovett bastante activo al micrófono) o para pedir luces en el cielo en una estremecedora “Believe“. Sonaron los primeros acordes de “The Cave” y Marcus aprovechó para decir: “Pasó mucho tiempo para poder tocar esta canción en México“.

Ditmas” pudo haber sido una canción más en la noche, pero fue especial por ver a Marcus Mumford bajar del escenario, caminar por la brecha entre secciones e incluso entrar y cantar entre el público, de donde más tarde parecía imposible salir. Tras muchos esfuerzos retomó el escenario para de la mano de “Hot Gates” llevar todo a la primera y muy necesaria pausa en la noche, no sin antes dejar caer una lluvia de chispas sobre el escenario en el momento más álgido de la canción.

Quienes se quedaron hasta atrás en el área de pista, pudieron sentirse afortunados por disfrutar de frente el momento más intimo de la noche, y es que al regreso del encore, Marcus, Ben, Winston y Ted se dirigieron hasta a un pequeño entablado situado tras la cabina de control de audio para hacer una versión acústica de “Cold Arms“. De vuelta al escenario principal, “Little Lion Man“, un himno en su carrera se encargo de llevar a todos los presentes al éxtasis. “The Wolf” uno de los sencillos de su más reciente trabajo fue la encargada de cerrar la noche, una canción bastante cargada de guitarras y que con esa fuerza logró un gran desenlace. Admirable desde este último punto la gran fuerza vocal de Marcus Mumford quien podía alcanzar y llenar esos sing-alongs enérgicos tan requeridos a lo largo de la noche, su voz, su garganta, nunca tuvo fallo alguno.

La primera visita de Mumford & Sons en la CDMX quedará grabada como inolvidable, la banda se encuentra en un momento en su carrera donde es amada por casi todo el público (aunque la crítica diga lo contrario) y de diferentes edades. La decisión del cambio de sonido en su último trabajo le ha ganado más fanáticos que detractores, compendio con el que incluso me hicieron cambiar de opinión y que se aplaude como algo valiente de no repetir sólo para vender. De tal forma que los álbumes del grupo de Londres podrán no ser mis favoritos, pero su presentación en vivo de la noche del 8 de marzo ha quedado como una de las mejores que he presenciado en mucho pero mucho tiempo.

Post escrito por: Jose Marr

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