Foto cortesía OCESA
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Por Chulo Castizo
Parece no conformarse el compositor asturiano de referencia al vértigo que debe producir presentarse una vez en el Teatro Metropolitan de la Ciudad de México, que el próximo viernes se pondrá de nuevo a merced de su público.
Siempre desbordante, Nacho Vegas es un coloso sobre el escenario, de una arrolladora presencia escénica y con un impecable dress code, que se asoma a una mezcla de Crooner Folk con el más avezado cantautor, rinde pleitesía a la tradición del folclor asturiano bajo el manto de su exuberante banda de Rock, tan acostumbrada a la seda como a la dinamita.
Con esta gira, el show de Vióletica recala en numerosas ciudades de la República Mexicana, y en esta primera presentación en la Capital ofreció un compendio de su cancionero durante al menos dos horas, marcadas por el énfasis de su público, que entre vítores y aplausos, demostraron una gran comunión y fidelidad.
De inicio nos muestra la crudeza de sus intenciones, y que no virará un ápice durante el resto del show. El tema “Un corazón helado” es con el que inicia Violética, un relato tan crudo que un sentimiento ahoga de profundo dolor bajo todo ese manto eléctrico, y la pulsión propia del relato, que prosiguen con “Ideología” y “Desborde”, como si en bloques entrelazados confirieran el significado al poema completo.
Intercalando temas de sus discos anteriores como “La plaza de la soledá”, “Ciudad Vampira”, “Canción de palacio”, “Morir o Matar” o ”Cómo hacer crack”, además dieron rienda suelta para tocar algún que otro tema que nunca antes habían tocado en vivo, y resultó ser una afilada y agridulce sorpresa.
En esa cuidada languidez en la que sumerge a su público, se contrapone y resalta la energía que su público le brinda, y a quien se le estrecha el corazón al escuchar al coro Colectivo Feminista “Pan y Rosas” sobre el escenario con el tema “Crímenes cantados”, realista y descarnado tema lleno de sentimiento que hizo que en las butacas no se pudieran contener lágrimas y sollozos.
Es esa actitud comprometida con los acontecimientos sociales lo que le acerca al relato de vida de quienes habitan esta ciudad.
Entre tanto la cumbia hizo aparición con “Todos contra el cielo”, y el amor filoso con “La última atrocidad”, cantado con solvencia por una desconocida Alejandra Urdiain, quien hizo las veces de Cristina Martínez para la ocasión.
Acompañaban las visuales de parajes desérticos para el tema “Ser árbol”, una bella historia de amor, y la tremenda “Maldigo del alto cielo” que es la ofrenda reversionada de Nacho a un texto de Violeta Parra.
Para finalizar nos quedamos con los clásicos marcas de la casa, “Dry Martini S.A” y “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, junto con el aplauso y el enfervorizado grito de Macho Vergas desde la platea, lo que viene a ser decir :“Nacho eres el puto amo”.
Siendo hora de recapitular, y darle un puntaje objetivo para un show de gran calado emocional, un notable quizás se quede corto para lo fantástico y maravilloso que se sintió.
