RPM: 50 años de Ram de Paul & Linda McCartney

May 6, 2021

paul mccartney ram

We may end up in Mexico City:
50 años de Ram de Paul & Linda McCartney

Por Ernesto Acosta Sandoval

Después de la catártica, y necesaria, declaración de independencia del año anterior, en 1971, Paul McCartney se hizo la pregunta que no se había hecho desde que su banda se desintegró sin él poder hacer nada. “¿Ahora qué?”. 1970 había sido un año caótico y vertiginoso. Entre demandas, dimes y diretes, distanciamientos, crisis nerviosas, el ex-Beatle se encontraba un poco perdido. Quizá por primera vez en su vida adulta se encontró sin ninguna presión. Sin giras, sin banda, sin compromisos. Pero también, como nunca le ha dejado de suceder, con la creatividad exudándole por todos los poros. Así que hizo sus maletas, se llevó a Linda y a las hijas, y se encerró unos meses en los estudios de Columbia en Nueva York para grabar su siguiente esfuerzo en forma.



Ram está enclavado en la discografía de McCartney entre su primer álbum solista y el primer álbum con Wings, su banda por buena parte de los setenta. Es un álbum único por el crédito que aparece en las etiquetas del LP y en el lomo de la funda. Dejó volar la imaginación y entregó varias de sus gemas Pop más gozosas que ha compuesto. Como lo había hecho en McCartney, y lo haría varías veces a partir de entonces, casi toda la instrumentación, salvo algunas guitarras, y la producción estuvieron a su cargo. Paul, el hombre orquesta, aporrea los tambores, le da al bajo y al piano, se echa unos riffs alucinantes (“Too Many People”, “Smile Away”) y se deshace la garganta en algunas de sus mejores interpretaciones vocales de este lado de su carrera (“Monkberry Moon Delight”). Payasea y experimenta como siempre le ha gustado, pero con mayor dirección que antes (“3 Legs”, “Ram On”), escribe letras que igual son tiernas declaraciones de amor a Linda (“Long Haired Lady”, “The Back Seat of My Car”), que dardazos cargados de ironía a gente que lo había atacado en fechas recientes (“Dear Boy”, que Lennon creyó que era sobre él, cuando en realidad iba con dedicatoria al ex marido de Linda). Ya encarrerado, le canta al té y a los pastelillos de mantequilla caseros (“Uncle Albert/Admiral Halsey”) y a su granja, que lo acogió durante la tormenta que acababa de pasar (“Heart Of The Country”). Linda se encargó del arte, de las armonías vocales, y de co-escribir casi todas las canciones, haciendo de Ram el trabajo más colaborativo que Paul haya tenido en aquellos años.

El álbum, cuando apareció fue un fracaso de crítica. De auto complaciente, soso e irrelevante no lo bajaron. Y sí, es casi todo eso. Pero hay niveles. McCartney estaba en su propio mundo y nos estaba invitando. Que en aquel entonces nadie quisiera aceptar, era otra cosa. A la postre, la influencia de Ram, con su sabor casero, sus impecables melodías Pop y sus letras surrealistas, es innegable. Pregúntenle a casi cualquier grupo de indie pop de recámara de los últimos 10, 15 años.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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