La Femme
Foto Óscar Villanueva
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Build A Vista
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Por Óscar Villanueva @TheOzCorp
Después de año y medio de pandemia, las cosas lentamente están regresando a la normalidad que conocíamos, una donde en octubre y noviembre se daba una oleada de conciertos. Aunque no estamos al totalmente al 100% de regreso a eso, el primer festival de año –Hipnosis– nos presenta una vez más su serie de conciertos aparte del festival. Primero fue Sugar Candy Mountain y ahora La Femme, uno de los grupos que poco a poco se está volviendo uno de los consentidos de nuestra ciudad, fueron los siguientes.
Después de su visita a unos días del temblor en 2017, La Femme regresa a nuestro país con un nuevo disco bajo el brazo (Paradigmes) y algunos cambios de integrantes; Clémence Quélennec abandonó el barco hace un par de años aparentemente y ahora la banda tiene dos integrantes femeninas, quedando como un sexteto. Sin embargo, toda esa vitalidad que mostraron en sus visitas anteriores sigue intacta, como se demostró en un bastante retacado Foro Indie Rocks. La total venta de las entradas a unos días del concierto hizo que más de uno se lamentara no haber comprado antes su boleto y yo creo ahora hasta los revendedores fueron tomados por sorpresa. Pero por otro lado, esto aseguraba que fue un público conformado por fans que sabía a lo que iba: cantar y bailar. Tras tantos meses de encierro para muchos, seguramente La Femme fue su primer concierto y vaya que les toco uno memorable; la banda se encargó de volverlo una montaña rusa, donde se pasó tanto por momentos tranquilos como bloques de intensidad sonora, inclusive para aumentar el frenesí, Marlon se aventó dos veces a la gente, para ser cargado alrededor del recinto.
Todo apuntaba que sería uno de los conciertos de año (que claro, no han sido tantos, por eso mismo éste se estaba volviendo tan especial) y al terminar la segunda canción del encore, la banda nos informó que tenía una sorpresa: poco a poco integrantes del Teatro Lúcido bajaron al escenario y fuimos presentados con una canción mientras la banda improvisaba, una lectura de un texto mientras se repartía mezcal, se enseñaban pescados, se mostraban espejos, gente se besaba mientras comía sandía y al final sucedió un enfrentamiento de esgrima. Como diría Pati Chapoy: “Muy interesante, pero muy extraño”. Terminó funcionando como un anticlímax a la hora y fracción de música, un curioso epílogo para una gran noche, al menos se volverá algo muy comentado cuando la gente recuerde este regreso a la normalidad musical.
