Post Mortem /// Sinéad O’Connor (1966-2023)

July 26, 2023

sinead o connor

“I will learn how to sink and to swim”
– Sinéad O’Connor

Por Maza @ideasdelmaza

El documental de Nothing Compares (2022) me recordó el gusto que tengo por Sinéad O’Connor y me hizo volver a sus discos. Pero también me recordó por qué comencé a escucharla. Podría decir que fue porque su disco debut, The Lion and the Cobra (1987), es sencillamente perfecto; o porque con el I Do Not Want What I Haven’t Got (1990) volvió a dar un golpe tremendo y sombrío predecesor a nuestros días. Podría decir porque ese par de discos y el Universal Mother (1994) son tan adelantados que incluso al escucharlos ahora se revuelve algo en el ambiente. Sonoramente son abrumadores, contenidos y directos; y la escritura de O’Connor brilla como pocas.



Pero no, no fueron estas las causas. Estas ideas llegaron años después tras recorrer sus canciones tratando de entender y aprendiendo mucho de piezas como “Drink Before the War“, “Troy“, “You Cause as Much Sorrow” o “I Am Enough for Myself“. Mi primer recuerdo de Sinéad es la demonización que sufrió; mis tíos la vilipendiaban y se rasgaban las vestiduras frente al “sacrilegio” cometido por “una mujer” rompiendo la foto del papa juan pablo II (sic) para denunciar los casos de pederastia de la iglesia católica. Era 1992, el mundo era otro, pero ella estaba ahí gritándolo y muchos no la escuchamos entonces, debió haber sido distinto.

Sería muy pretensioso decir que lo vi en directo, pero el revuelo generado por esa imagen sí que lo tengo clavado. Detrás de la (bien) desgarrada foto se veía a una diminuta mujer rapada que transformó con una acción su vínculo con la industria y la sociedad. La manera de despreciar a una mujer que dio voz a las violencias y que se expresaba de forma libre, para un niño que quería ir en contra de todo fue un camino para nada ordinario. Acompañando a ese “ruido” estuvo el éxito de “Nothing Compares 2 U“, que como cualquier hit opacó un poco el resto de las joyas que surgieron de su mente. Pero con que se hurgue un poco en sus grabaciones siempre se encontrará algún eco repleto de belleza.

Un par de años después, su cover de “All Apologies” me agarró las venas, apenas habían pasado unos meses del suicidio de Kurt Cobain (los covers de Sinéad son para pasar tiempo en ellos, solo piensen en “Rivers of Babylon” o “Queen of Denmark”). Y entendí que si para algo servía la música era para empatizar. Ahí comencé a escucharla de verdad y el asombro fue total. Uno llega y descubre cosas tarde; pero llegar es lo importante. En un tiempo rodeado de notas estridentes y gritos estériles, Sinéad fue un paisaje florido para entender que se puede ser punk de otras formas: desde lo sensible, lo espiritual y la delicadeza. Gospel Oak (1997) o Sean-Nós Nua (2002) son ventanas a otros territorios que pocas veces se abren con tal precisión. Throw Down Your Arms (2005) es un brutal asalto al Reggae para configurarlo en una nueva dimensión.

Con esa sensibilidad que sobresale de sus canciones, la vida de Sinéad también pasó por una espiral terrible contra la que peleó con esa fuerza que desprendía desde la sutileza. La belleza de su voz y de su música fueron el marco en el combate contra ese mundo agreste que la violentó a través de la industria, las normas y la presión social. Sus tres últimos trabajos Theology (2007), How About I Be Me (and You Be You)? (2012), I’m Not Bossy, I’m the Boss (2014) desbordan esas las emociones que la cruzaron y derivaron en tragedia. Al final hoy encontró un poco de sosiego y libertad. Por eso, recordemos también que nos mostró otras formas de pensar y sentir la música, de articularse en la industria y en la sociedad.

Post escrito por: Maza

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