El águila vs el dragón:
La batalla entre TikTok VS Universal Music
Por Alejandro Ramírez @lefraktal
Con una carta abierta a la comunidad de artistas y compositores, y por qué no y de paso, al mundo entero, Universal Music comenzó el golpeteo del cual denota este punchline al mero estilo de una batalla de freestyle:
“Ultimately TikTok is trying to build a music-based business,
without paying fair value for the music”.
Más tarde, TikTok en su newsroom y según el idioma de la región donde te ubiques, compartió su posicionamiento al respecto con esta línea introductoria:
“Es desafortunado que Universal Music Group haya priorizado sus propios intereses
sobre los de sus artistas y compositores”.
Y así comienza esta tiradera al mero estilo de Myke Towers contra Bryan Myers, o cuestión de Rap como Biggie con Tupac como dice el Cartel de Santa, de la cual destacan tres puntos principales: la remuneración económica, el uso de Inteligencia Artificial, y la respuesta de la plataforma ante denuncias de uso tóxico de contenido.
Universal Music, la major label por excelencia, el “jefe de jefes” dirían Los Tigres del Norte (cuyo catálogo es propiedad de dicho sello), el gigante discográfico levanta la voz defendiendo los intereses de sus talentos, bastante respetable si, pero también hasta cierto punto irónico, porque en la repartición de cualquier pastel que implique un contrato discográfico, en muchas ocasiones el artista es el que recibe la rebanada más pequeña.
TikTok te suena, lo usas o no, sabes de qué se trata o lo odias, le empiezas a picar a la app o le tienes miedo, nunca lo usarías porque “no es lo tuyo ser influencer” o hacer bailecitos al compás de una canción de moda, pero al final has escuchado de él. La misma plataforma que puso en evidencia, gracias a sus usuarios, la ignorancia e ignominia que provocó entre congresistas de Estados Unidos en una audiencia: “Entonces TikTok se conecta al WiFi de mi casa y así accede a mis otros dispositivos conectados para enviar mi información confidencial y fotos personales a China”, y otras inverosímiles sandeces como preguntar a Shou Zi Chew, presidente ejecutivo de Tiktok nacido en Singapur, que si estaba afiliado al partido comunista chino. “Pobres de los viejos, ellos no lo pueden entender” como dice el Three Souls In My Mind.
Para bien o para mal, TikTok se ha convertido en una gran herramienta de descubrimiento en infinidad de rubros, desplazando de cierta forma a YouTube (que ha tratado de contraponerse impulsando el consumo y creación de YouTube Shorts), y denotando gracias al uso de música, el impulso, escrutinio, y hasta cierto punto, el renacimiento de muchos artistas que nisiquiera tienen un perfil en la plataforma o conocimiento sobre su uso. Gran parte del mundo se olvidó de reproducir el video de “Despacito” en YouTube para compartir, amplificar, e incluso imitar a un individuo con pinta de cholo paseando en longboard bebiendo jugo de arándano mientras suena “Dreams” de Fleetwood Mac, un respiro de libertad en pleno encierro durante la pandemia, donde la gente se volcó en TikTok para crear y distraerse.
Y así como cuando Luis Miguel amplificaba sus números de reproducciones en plataformas cada lunes después del episodio de su serie en Netflix, TikTok se volvió en una alternativa más de promoción para muchos artistas que jamás serían considerados para ser parte del roster de Universal Music o alguna otra major label. En cierto punto fueron las disqueras que a sabiendas de la popularidad de TikTok, recomendaron, casi a modo de ordenar, a ciertos artistas a estar presentes en la plataforma. Ed Sheeran, Florence Welch y Halsey en algún momento aludieron que fueron obligados a hacer TikToks.
Es sabido que la remuneración que te genera cualquier plataforma depende del número de reproducciones que tengas, y que el porcentaje de ganancia en decimales luce, y se nota ínfimo, y que en todo caso y ante la búsqueda de una justa remuneración, Universal Music debió haber redactado hace mucho tiempo, una misiva similar a Spotify.
El siguiente punto al respecto de la Inteligencia Artificial es complejo, emocionante de alguna forma, pero también la salida fácil para muchos creadores de contenido. Actualmente la también llamada AI no es solo para crear fotos de tu gato peleando con Pikachú, también funciona en los menesteres algorítmicos del discovery mode de diferentes plataformas.
También en esa tangente, y hablando más específicamente de la creación musical, la AI tanto puede ser usada para mejorar masters de audio enlatados de los Beatles para crear una canción inédita (La AI no fabricó la voz de John Lennon en “Now And Then”, solo mejoró su calidad), o para hacer enojar a Bad Bunny por hacer temas sin su consentimiento. Contenido creado finalmente por usuarios.
Y es que me suena a que Universal Music culpa a TikTok por promover cosas tan inverosímiles como hacer cantar “Hey Jude” a Freddie Mercury, o “Yesterday” a Valentín Elizalde, pero de nuevo: esto lo generan los usuarios. Tal vez el gran pecado de TikTok radica en ofrecer herramientas como convertir tu voz en texto o tomar la música del catálogo de sonidos para crear un trend que nada tiene que ver con la canción o que de alguna forma distorsiona su contexto. Como si Universal Music se hubiese quejado con los primeros DJs por dañar los discos de vinil haciendo scratching.
Y así como la Inteligencia Artificial te puede “ahorrar la chamba” en muchas cosas como sincronizar tus beats o aislar canales, tambíen te puede crear una línea de batería o aplicar la magia del vocoder a tu voz imposible de afinar, es el usuario y su inventiva el que juega con la música para darle un vuelco, a veces divertido como los corridos disléxicos, o interesante como el Belicore, que básicamente es combinar el sonido tumbado con guitarras estilo Djent Metal con guitarras de hasta 10 cuerdas manipulada por un ser humano.
Justo mientras escribo esto escucho el intro de “Song For The Dead” de Queens of the Stone Age y ese intro de batería creado por Dave Grohl y replicado por diferentes usuarios de TikTok de todas edades, regiones, géneros y estilos. Pequeños detalles musicales que trascienden, se replican, inspiran, y que ni la mejor inteligencia artificial podría crear. El sistema nervioso central y el alma contra la máquina que nos ha vuelto en sombras borrosas, parafraseando a Rodrigo González.
El tercer punto es al respecto de discursos ofensivos o intolerantes, lo cual tampoco me cuadra del todo, ya que TikTok es demasiado estricto al respecto del manejo de comentarios, incluso, en los perfiles de los propios artistas, y les comparto un ejemplo práctico: parte de mi labor como punto de contacto entre plataformas de streaming y el sello discográfico con el que trabajo, es comunicar ciertos problemas al respecto de perfiles de artistas, en este caso en TikTok. Una agrupación de regional mexicano refiere que TikTok flaggeó (una especie de amonestación o advertencia) un comentario de uno de los integrantes, donde se refería al baterista de la agrupación como “viejo mañoso”, por el modo en el que hizo cierto truco para parchar la tarola de su batería.
TikTok flaggeó el comentario como “contenido ofensivo”, siendo que también la expresión “viejo mañoso” puede ser usada como una connotación de acoso o a modo de ofensa, en cuyo caso no aplica. El punto es que TikTok es demasiado estricto con el manejo de comentarios en su plataforma, y ni hablar del contenido en si, otro ejemplo: el video de un talento donde se cuela el humo emanado de un cart, aunque no se aprecia la acción de “consumo de drogas” como tal.
Por detalles tan estrictos como este, muchos artistas de la camada de nuevo Regional Bélico (el real, no el de Belinda), han tenido problemas al respecto de publicar su contenido, ya que por varias razones y por no respetar las directrices de contenido “clean”, es bajado por TikTok casi inmediatamente. Es entonces que me gustaría entender más sobre el por qué Universal Music alega que lidiar con problemas de contenido es como jugar “Wak-A-Mole”, aquel juego interactivo donde debes golpear al topo cada vez que emerge de su guarida. No entiendo del todo esta comparación de hecho.
Y así cual extraña metáfora, el Año del Dragón está por comenzar con la bestia asiática defendiéndose del aleteo y las garras del águila calva que está dispuesta a defender los intereses de sus artistas, cual político en un púlpito vociferando por la defensa del honor de una extraña soberanía. Curiosamente acaban de suceder los TikTok Awards México, y el talento de Universal Music fue el gran ausente de la noche, mientras la maquinaria de otra major label fue la encargada de mostrar con bombo y platillo su más reciente firma, la cual cuentan los rumores, se fundó a base de una gran cantidad de dinero. Money Is King.
No olvidemos que la música es un negocio bastante redituable, y que es válido, como dice la frase popular, tratar de jalar agua a tu molino, pero cuando las corrientes no te favorecen, tampoco se trata de construir presas para que el flujo del talento se detenga.