Once you know, you can never go back I’ve got to take it on the otherside:
25 años de Californication de Red Hot Chili Peppers
Por Alejandro Ramírez @lefraktal
“It’s 1999 baby!”, parafraseando el tema con el mismo título del año en el que Limp Bizkit dominaba al mundo, ese ’99 donde no dejaba de sonar Korn y Deftones edificaba su camino al reconocimiento global, el último año de un milenio que pintaba para ser el apocalípsis: así lo decía el calendario maya, las interpretaciones en cadenas de correo electrónico con las profecías de la Vírgen de Fátima, el miedo porque ante la transición del ’99 al ’00 se perdiera toda tu información en la PC que atascadas de piratería gracias a Limewire, Ares, o tu software para compartir archivos en línea favorito.
Y fue por esa fiebre del internet y los nuevos flujos de información y datos que quizá te hiciste de las rolas en MP3 de Californication al mismo tiempo que bajaste el parche que haría que tu computadora saliera ilesa ante el intempestivo ataque informático del Y2K. Quizá Californication llegó a ti como un disco quemado o hasta pirata, pero desde el agresivo golpeteo al bajo cual anunciación del regreso de Red Hot Chili Peppers al son de “Around The World”, supiste que el mundo ya no sería el mismo.
Habían pasado cuatro años desde One Hot Minute, un disco infame para algunos, incomprensible para otros, o una joya para algunos pocos cuantos (como yo por ejemplo). Dave Navarro como bateador emergente que conectó pocos hits, la conjunción que no terminó de encantar, la gelatina que no cuajó. Disco a la vez olvidado de la reciente ejecución en vivo de la banda, porque cómo me encantaría escuchar “Warped”, “Walkabout” o “My Friends”.
Pero en un tiempo en el que en el panorama musical era ya tan diferente a comparación de 1991 cuando salió Blood Sugar Sex Magik, disco que catapultó a los Peppers a la estratósfera del panorama del Rock, aunque ciertamente era muy funk. Porque el incomprensible flow de “Give It Away” era una constante en el radio, y “Under The Bridge” eventualmente se convertiría un himno de resiliencia y un homenaje temprano a aquellos que se irían quedando en el camino de la historia de la música en la década de los 90s.
Californication a su vez fue el resultado de una fórmula perfecta, o sea, la alineación ideal de la banda con los eternos Anthony Kiedis y Flea, el ya bastante integrado Chad Smith, y el regreso de la vaca sagrada de las seis cuerdas, el increíble, impredecible y sobreviviente John Frusciante.
“Paralell Universe” para entender que los Peppers recargados abogarían por la melodía, y quizá hasta por lo oscuro evocado en temas de antaño como “Breaking The Girl”, y luego “Scar Tissue” y su video que bien competía en los 10 más pedidos de MTV con los clones provocados por la fiebre de las boybands, con los ya antes mencionados grandes nombres del Nu Metal, y con el comienzo del dominio de la “fiebre latina”, con letras en inglés, encabezada por Ricky Martin.
Y después “Otherside” para continuar denotando la cuasi perfección de este album que según Chad Smith “solo tardo quizá seis semanas…o dos meses en realizarse”. De nuevo bajo el mando creativo de Rick Rubin, y con un sonido diferente, más sólido, melódico, depurado, y de cierta forma perfeccionado y menos desfachatado, aunque Flea siguiera saliendo a tocar el bajo desnudo en conciertos.
“Get on Top” y volver en el tiempo, como cuando George Clinton era su pastor y nada les faltaba, y “Californication” como significado absoluto de todo lo que atravesaba la banda: la renovación de su sonido, la reunión de una alineación que les ha dado tanto, el regreso a la cima que les había quedado a deber One Hot Minute, y el descubrimiento para una nueva legión de fans, una generación completamente diferente que creció en la transición de los CDs a los formatos digitales, del correo aéreo al electrónico, del teléfono al celular. El Playstation como nueva forma de entretenimiento, la ilegalidad y sus nuevas formas de abrirse camino con la tecnología para el libre tráfico de la música.
En el libro An Oral/Visual Story by The Red Hot Chili Peppers de Brendan Mullen, Anthony Kiedis menciona al respecto de Calfornication: “Fue realmente una experiencia de vida hacer ese album, ¿quién pensaría que ese sería el disco más popular de nuestra carrera? Eso no era lo que estábamos buscando”.
Hay un antes y un después de Californication para Red Hot Chili Peppers y sus escuchas, es como el punto medio entre los energéticos y sudorosos Chilis que cubrían sus partes nobles con calcetines, para dar paso a la banda que pronto se codearía con las elites, por aquellos tiempos ya le habían abierto shows a los Rolling Stones, pero después vendría el eterno “Road Trippin’” que casi los disuelve, de nueva cuenta las separaciones intempestivas, y los reencuentros que los acercan a esas ya no tan nuevas ni tan jóvenes generaciones que los siguen escuchando.
Aquel ya lejano 1999 será recordado como el año en el que Limp Bizkit en Woodstock demostró que una nueva generación de jóvenes enojados bien podrían destruir no solo un festival sino el mundo entero, pero que también podían ser alivianados e inspirados por el sonido de unificación, madurez y supervivencia de los Red Hot Chili Peppers.
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