ANOHNI and the Johnsons @ Teatro Metropolitan:
Ser un puente para ti
Por @yonamx
Hablar de esperanza es a veces hablar de labor. Acercarse activamente a eso que se espera, guiar los esfuerzo en su dirección con el deseo de que ocurra. No es fácil, más cuando tu existencia se vuelve una lucha constante, una que no buscaste.
La esperanza entonces se vuelve el viaje y no el destino. Un viaje lleno de preguntas que parecen no lograr su respuesta y de respuestas a preguntas que algunas personas evitan, porque contestarlas revelaría la cruda hechura de nuestra realidad.
Aunque se siente mucha desolación, la labor hacia la esperanza hace las veces de una linterna, y en medio de la incertidumbre nos recuerda el poder de su presencia y la calidez de su luz; calidez que trajeron este martes ANOHNI and the Johnsons.
Después de 12 años y una pausa en su carrera, regresaron a la ciudad para presentar canciones de su más reciente álbum My Back Was a Bridge for You to Cross.
Todo empezaba con la colaboradora y amiga de ANOHNI, Johanna Constantine, como una danzante figura blanca vistiendo la cornamenta de un ciervo, dando pasó a les ‘Jonhsons’, el ensamble de músicas y músicos que honran el nombre de la activista Marsha P. Johnson, quien luchó por la comunidad LGBT+ en Nueva York.
Al centro del escenario, con un largo vestido blanco, ANOHNI, iniciando el viaje de preguntas: “Why am I alive to watch this duress? Why am I seeing this stress? When will I turn and cut the world?”
Escuchar su voz en vivo es asombroso, con el cobijo de una pequeña orquesta mucho más. Pero creo que es la forma colectiva en la que comparten el corazón de la canción lo que hace de la presentación algo especial. Desde el ímpetu en “4 Degress” a la cadencia de “It Must Change“, o la delicadeza de “Everglade” y la bellísima “Hope There’s Someone“.
Además de temas de su discografía como banda, de la carrera solista de ANOHNI y un par de audio con una entrevista a Marsha P. Johnson y un debate entre Vito Russo y Gary Reynolds sobre SIDA, homofobia y respetabilidad, ella compartía reflexiones y anécdotas sobre su vida. La experiencia de existir y reconocerse como personas trans, la relación entre los odios que envenenan al mundo, y la conciencia/responsabilidad que tiene sobre su trabajo como artista.
Aún con las dudas que la acompañan, su claridad sobre el espacio que habita es admirable. La gente aplaudía en varias ocaciones pero ella era muy pertinente en decir que no era necesario, porque no era un espectáculo.
Por eso creo que hablar de esperanza es hablar de labor. Elegir conscientemente el viaje y hacerlo un puente para que otras puedan cruzar, como lo ha hecho ANOHNI y personas cercanas a ella como Marsha.
Que la esperanza a contar con alguien que pueda cuidarnos se vuelva la realidad de aquellas que están pero sobre todo, de aquellas que vienen.