
Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto

Foto Jaime Fernández @jaimefphoto
Por moonman
México fue el lugar ideal para que Thundercat iniciara su gira Latinoamericana que concluirá en Curitiba, Brasil el 24 de agosto. A diferencia de otras veces que lo hemos visto en formato festival, aquí pudo expandir su universo sónico con un concierto de dos horas, que para los que realmente aprecia su virtuosismo, fue algo increíble, mientras que los no tan fans lo consideraron como “muy clavado”
Aprovechando que está en la preparación de su nuevo álbum que le dará seguimiento a It Is What It Is de 2020, nos dio algunos adelantos de este material ya que el escenario es el mejor lugar para que las canciones vayan creciendo y evolucionando. Al presentarnos estas canciones en su forma más vulnerable, antes de ser inmortalizadas en el estudio, le da chance tanto a Thundercat como a nosotros veamos su potencial y cómo puede dirigirse a su mejor forma final.
Acompañado del magnífico baterista Justin Brown, quien de inmediato surfeaba las olas sónicas con las primeras notas del poderosísimo bajo de Thundercat, comenzaban construcciones sónicas de canciones ya conocidas, pero dándose la libertad de agregar y jammear un poco, disfrutando el simple hecho de compartir música frente a una audiencia.
Se sintió como si el setlist se fuera construyendo poco a poco, al platicar un poco entre canción y canción y criticar el hecho de que no quería una máquina de humo que solo los Rolling Stones utilizarían y que prefería que ese humo tuviera otro origen (guiño guiño).
Aquí pudimos comprobar por qué grandes artistas y proyectos como Kamasi Washington, Gorillaz, Flying Lotus o el mismísimo Kendrick Lamar lo han invitado para que sus universos choquen y saquen canciones emblemáticas. Y es que es sorprendente ver la naturalidad y virtuosismo con la que toca su instrumento y la forma en cómo tanto su baterista como el tecladista se unen y crean estructuras retadoras para quien lo escucha, pero una vez que se meten a su ola, se dejan revolcar y disfrutar de un gran momento musical.