Foto Daniel Ramírez (OCESA)
Foto Daniel Ramírez (OCESA)
Por José Marr @jr_marr
Noche del 23 de marzo en la Ciudad de México: Hay dos citas (a manera de conciertos) que quizá tienen muchas miradas encima y hasta unos cuántos estarán resignados por no haber podido asistir a ese primera visita de IDLES al país, y otros más por no haber podido estar con unos ya (demasiado) conocidos The Drums.
No tan lejos de esos puntos, en el Teatro Metropolitan se daba un encuentro mucho menos “estridente” y “enérgico” pero que era una oportunidad igual imperdible para todo aquel fiel enamorado del Folk y de la música de cantautor más clásica, fidedigna y purista que se pueda encontrar aún en estas épocas; el músico José González venía a tierras mexicanas para dar un largo y estremecedor show con tan solo una voz y una guitarra acústica.
Seis años después de su Vestiges & Claws con el cuál también visitó el país (y que de ahí se extrajo el tema abridor de este show con “With The Ink Of A Ghost”) aquella ocasión en El Plaza; el cantautor sueco-argentino traía consigo otra colección de canciones hermosas y vivas pertenecientes a su Local Valley del año pasado. Álbum en el cual se centró el show repasando varias de ellas como “Valle Local”, “Line Of Fire”, “The Void”, “Horizons”, el casi Bossa de “Lasso In”, la campirana “El Invento” uno de sus temas en español que ayudó en la conexión con el público, “Tjomme” que se prestó a elevar el ánimo con la suma de su base electrónica o aún más la galopante “Head On” -un tema de acción, dijo el propio José- con la que fue inevitable no acompañar con palmas a tiempo que el pie del autor marcaba el beat/compás haciendo de percusión al contacto con la tarima sobre la cual estaba acomodada su silla.
Si bien cada canción de su par de últimos trabajos fueron bien recibidas y recompensadas con aplausos, innegablemente cuando José González apenas daba unas cuantas notas, un acorde, un arpegio de aquellos anteriores al 2010 como In Our Nature (2007) y Veneer (2005) se celebraban desde el comienzo. “Heartbeats” y “Crosses” por parte de su primer disco pero sin lugar a dudas cada momento de su trabajo de 2007 fue mágico y único; “Down The Line” y “Cycling Trivialities” destacaron por encima del resto, pero los momentos que llegaron casi a un plano religioso y/o espiritual fueron “Teardrop” donde cada cuerda de nylon resonaba en las inmediaciones del Teatro y por supuesto, la encargada de cerrar la noche, una “Killing For Love” donde además de disfrutar la perfecta ejecución y el ritmo, quedaba en escena solo para ratificar la GRAN CLASE de José González para dar vida a todo un entorno y ambiente musical con la maestría de alguien que conoce en totalidad cada sonido y posibilidades de una “simple” guitarra
Esta conclusión -aunque aquí escrita con palabras- quedó implícita en la mente de muchos asistentes, que al terminar de cada canción reconocían con enormes aplausos la puesta en escena de José González y su música, de un autor capaz de hacer todo con solo su voz y su guitarra sin necesidad de más… y que a pesar de ser solo es par de elementos, tampoco parecía faltar nada más. Y aunque el acto abridor de un joven cantautor local llamado Paulo Fuerte, también venía de la misma escuela, al ser solo un chico y una guitarra, creo que sirve para dimensionar el talento de José González, hablando de alguien que está a la altura de los grandes singers-songwriters de antaño (Paul Simon, Nick Drake, Al Green a quienes mencionó durante la noche para hacer un cover, o hasta Paul McCartney, por habernos dejado un cover a “Blackbird” de The Beatles) de esos que son capaces de transmitir, conectar con las emociones, mantenerte atento cada segundo sin necesidad de moverte de tu asiento. Por todo eso, ha valido la pena casi seis años de espera y una pandemia para volver a tenerlo en México.
