Texto y fotos Óscar Villanueva (Flickr)
Todos los que somos fanáticos del proyecto de Sam Beam, conocido en todos lados como Iron and Wine sabíamos que su presentación en el Lunario sería algo especial. Ahora no habría, como en su presentación en el Corona Capital, limitaciones de horario o público de festival, las probabilidades de desperfectos técnicos serían mínimas ya que solo estarían él y su guitarra (y su otra guitarra), y un setlist bastante impredecible.
Afortunadamente para nosotros, eso fue exactamente lo que paso. Después de la breve intervención del grupo abridor: Torres de Hanoi, Sam Beam salió con una copa de vino (guiño guiño) y una sonrisa y las primeras palabras que salieron de su boca fueron –“Bueno, ¿qué quieren escuchar?” para acto seguido sufrir una avalancha de peticiones; esto se repitió constantemente a lo largo del concierto, Sam a veces sonriendo o haciendo cara de sorpresa cuando recibía una canción no tan popular (el grito de la petición del reseñista/fotógrafo –“Sodom, South Georgia” fue la segunda canción tocada).
Empezando con “Trapeze Swinger”, la cadencia del concierto fue establecida, la suave voz de Sam fue flotando por el recinto mientras salían los acordes y notas de su único acompañante. Se dieron muchos momentos especiales, cuando sonó “Such Great Hights”, al gran cover a la canción de The Postal Service, “Boy with a Coin” fue de las más solicitadas, con “Naked as we came” la gente intento cantar un poco, pero intimidados por el silencio y la voz de Sam, solo alcanzaron a susurrar el coro, y creo yo, el momento de verdadera lágrima para casi todos, una versión prácticamente a capella de “Flightless Bird, American Mouth” que tuvo a lo mucho un par de rasgadas a las cuerdas de su guitarra. Totalmente sublime. También cabe agradecer a la gente que asistió al concierto que en su mayoría se comportó como a lo que iba, una presentación callada donde hablar estaba de sobra.
El concierto finalizó con “Upward over the Mountain” y la hoja en blanco como se había presentado Sam, en donde se podía poner cualquier cosa cuando comenzó la noche ahora estaba llena de canciones y recuerdos que todos atesorarían por el resto de sus contados infinitos días.











