Beirut + Carla Morrison @ José Cuervo Salón

Por @beatlebum /// Fotos:BigIdeas (OzCorp)

Disfruto de invitar a mis amigos a los conciertos que me gustan, más si son amigas y aún más si estas amigas me gustan. Fuera de eso, me gusta invitar a la gente que quiero como un intento de que me entiendan, de que al menos, por un lapso de hora y media, puedan escuchar, ver y sentir lo que yo siento y qué mejor oportunidad que con una de mis bandas favoritas: Beirut.

Y bien, no sé qué tan buena idea sea que yo redacte una reseña de Beirut cuando la objetividad se me escapa y ni siquiera me molesto en detenerla.

Invité a An, una joven poblana que internet me hizo el favor de presentar, nos encontramos como a eso de las 9 en el metro San Lázaro y nos apresuramos para alcanzar, aunque sea, una canción de Carla Morrison, más por morbo que otra cosa, pero no lo logramos. Aquí es donde no podré decirles lo mucho que me sorprendió su acto en vivo y lo equivocado que estaba al juzgarla como una hija torpe de Lafourcade, que realmente tiene una voz hermosa y que posiblemente es lo único que le faltaba a la escena del rock (¿?) nacional. Ya será en otra ocasión. O no.

Ya dentro de un ex Salón 21 atascado buscamos la ubicación perfecta donde podamos escuchar y ver sin problemas a Zach Condon en cuanto entre al escenario, cinco minutos después recordamos que esa ubicación no existe en este lugar a menos que hayas llegado cuatro horas antes y ya estés pegado a la valla.

– ¿Una cerveza? –No, se vienen muy buenos conciertos y tengo que ahorrar.
-¿El vinil de The Rip Tide? –$350 se me hace caro pero un pensamiento rápido me recuerda que de haberlo comprado en línea hubiera sido lo mismo gracias a los cargos de envío. Malditos. Lo compré.

El escenario está adornado con 115 huacales, nosotros logramos encontrar lugar donde la mayoría de la gente tiene una estatura promedio y nos permite ver sin más problema todo el escenario y donde también unas chicas ocupan su tiempo en armar un porro, ¿cuándo se perdió esa costumbre de compartir el porro con los desconocidos en los conciertos? Minutos después de las 10 de la noche entra al escenario Condon, Cloutier, Pratt, Petree, Collins y Lanz y toman sus respectivos instrumentos para dar inicio a uno de los conciertos más bonitos del año. “Scenic World” es la encargada de abrir, seguida de “The Shrew” y la ya clásica “Elephant Gun”, hasta aquí me alegra que el setlist no esté atascado de The Rip Tide, pues no me he dado el tiempo necesario para escucharlo como se debe.

El carisma de Zach se deja ver desde que pisó al escenario y pienso que tal vez es una pena que no haya sido rockero, pues es bien sabido que le es difícil tocar una guitarra por un problema que tiene en las muñecas, de ahí que haya optado por el buen ukulele y la trompeta, mismos que lo llevaron a un sonido más folclórico y el gusto por los “sonidos del mundo”. Un segundo pensamiento me dice que no es una pena si no lo todo contrario, qué bueno que no fue rockero.

“Vagabond”, la primera que suena de su último álbum y el momento que pienso que si estuviéramos en un Teatro de la Ciudad, o un Plaza Condesa se apreciaría mejor y la experiencia bien podría ser más que asombrosa. “East Harlem” logra transportarme al concierto de hace dos años en el Lunario y es cuando la emoción se apodera de mí. Tengo que darle chance a The Rip Tide en cuanto pueda, no será el Gulag Orkestar pero escucharlo en vivo me hace sentir que me estoy perdiendo de algo.

Otro gran momento fue “Nantes”, escuchar a todos corear tan fuerte una canción que apenas se escuche la banda siempre es genial, bueno, aunque sea el coro; por otro lado, ver improvisar con la trompeta a Pratt no hace más que extasiar a todos los que ahí estamos. (Kelly Pratt es también integrante de Team B, podría extenderme y hablar de él y su banda pero mejor les encargo que googléen su único disco y se hagan fans).

Condon, Pratt y Collins aprovechan cada oportunidad que tienen para agradecer al público. Paul asegura que el público mexicano es el que les brinda más amor en el mundo entero y no nos queda más que creer en su palabra.

El encore llega pronto, pero le toma menos de un minuto a Zach regresar al escenario para interpretar “The Penalty” acompañado por no más que su ukulele, momento en que una que otra lágrima se dejó ver en los rostros de muchos, o al menos es así como me gusta imaginarlo.

Y para finalizar “My Night With the Prostitute of Marseille” seguida de la épica “The Gulag Orkestar”. ¿Fui el único al que se le enchinó la piel en cuanto empezaron las primeras notas de las trompetas? ¿O cuando Zach, Kelly y Jon estaban tocando con todo lo que el pulmón les daba? Increíble.

Y así terminó, nos quedamos con ganas de un segundo encore y yo sé que nunca se me hará ver en vivo “Cliquot”, mi canción favorita.

En fin, hora de correr a la Tapo porque las responsabilidades de ser un adulto trabajador no dan chance de afterear o de quedarse en la ciudad para ver a Black Rebel Motorcycle Club al siguiente día. Me despido de An con un abrazo que resulta durar más de lo normal y le digo que la estaré esperando para el próximo concierto o para lo que sea, pues. Mientras ella aborda el último camión a Puebla, de la nada un chavo me pregunta qué tal estuvo el concierto, supongo vio el vinil que traía en la mano, y sólo le puedo responder con un “chingón”; él menciona que le toca verlos el sábado y le deseo suerte, pues ver a Beirut en vivo es algo increíble y que nadie debería perderse.

Si no fuera porque al día siguiente la ciudad también aloja en diferentes puntos a Architecture en Helsinki y a Black Rebel Motorcycle Club hubiera repetido el concierto. Por ahora sólo quedan las ganas.

P.D. No, no conté los huacales, nada más estoy adivinando.