The Lumineers @ José Cuervo Salón

November 19, 2014

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Por C. Hadad @HadadDosDos
Fotos BigIdeas (OzCorp)

Posiblemente The Lumineers, grupo de Folk originario de Denver, es otro más que se ha visto afectado por el hype con el que cuentan acarreándoles diversos prejuicios, principalmente por tener una canción muy popular que ha sonado en distintos comerciales, por sus fans que son de una clase adinerada y por los que consideran repetitivo su género. No está mal, sólo que hablábamos de algo que no conocíamos pero que aquí les contaré otra visión de lo que se vivió el pasado 18 de noviembre en el José Cuervo Salón.

En punto de las 20 horascomenzó el grupo originario de Costa Rica, 424, quienes nos visitaban por segunda ocasión y se mostraban muy contentos por este hecho —inclusive el vocalista subió una foto en su cuenta de Twitter, donde mostraba las cuerdas nuevas que le colocó a su guitarra, como quien se prepara de manera animosa para una cita—, y a pesar de mostrarse con más presencia sobre el escenario, donde presentaban los nuevos arreglos que le hicieron a sus canciones, no terminaron de atrapar a atención limitándose sólo a ser un grupo muy ameno de fondo mientras todos platicaban.

El foro se encontraba poco más de la mitad de su capacidad, pero esta cifra demostró que podía ser my estruendosa. Cuando se apagaron las luces ya se sentía la emoción en el ambiente, la cual fue cautivada cuando se iluminó el centro del escenario dejando ver a un Wesley (voz, guitarra) que no le daba pena reforzar el cliché de un músico de Folk con su prominente barba, y quien se presentaba en el escenario con una presencia que ponía en duda si realmente llevaba dos años tocando el grupo; sin más, comenzó “Submarines”, la cual parecía que la voz del vocalista no sólo era amplificada por las bocinas, sino por varias voces que cantaban al unísono con una sonrisa en el rostro, hecho que podría aventurarme a asegurar que nunca les había sucedido algo similar al grupo, el tener un recibimiento tan emotivo.

Para no perder el momento generado en la canción anterior, continuaron de inmediato con “Ain’t Nobody’s Problem”, una canción más tranquila que reforzaba aún más los clichés por el piano de caja que remontaba a un bar —sí, de esos con piso de madera y peleas clandestinas— pero que por el ritmo tranquilo que manejaba Jeremiah, el baterista que declaró no poder salir a ningún lado sin sus tirantes, provocaba que la gente se contoneara ligeramente mientras sonreían al escuchar la voz rasposa de Wesley endulzada con la de Neyla (violonchelo).

Llegó el momento esperado, “Ho Hey”, el tema con el cual se generó un momento entrañable por el sentimiento y vida con la que cuenta la canción, pero tengo que admitirles que no fue el momento más emotivo de la noche.

La primera sorpresa de la noche fue con un cover de Bob Dylan, “Subterranean Homesick Blues”, el cual convirtió toda la atmósfera en algo tenebroso, en donde la estructura del techo podía remontar a la de un granero, y por la canción hacía lucir a Wesley como un granero desquiciado acompañado del sonido de un chelo que aumentaba la penumbra. Para recuperarnos de este extraño paréntesis continuaron con “Dead Sea”, una especie de balada donde el volumen del vocalista era equiparable al del público que lo acompañaba al pie de la letra, siento este el motivo que literal, hizo callar al grupo a la mitad de la canción dejando un espacio a los gritos eufóricos como si no dieran cabida a lo que sucedía, para después reaccionar de nuevo y continuar. Wesley, como todo un caballero, al finalizar la canción agradece con una reverencia. ¿Podrían haber más momentos así? Pues así fue.

En la recta final del concierto, Wesley y Jeremiah piden que hagan espacio a la gente se encuentra enfrente, para poder llegar de esta manera a la parte de en medio del foro e interpretar “Darlene” y “Elouise” —tituladas así porque el vocalista cree que los nombres de mujeres en las canciones son bellos—, provocando de esta manera el colmo del cliché que venían manejando, casi convirtiendo en un granero el lugar, ya que la gente que se encontraba en gradas VIP, se sentó en la orilla dejando colgando sus pies, mientras contemplaban un momento muy especial donde el público terminó de llenar de energía el grupo, misma que explotó en la canción que continuó.

Antes de continuar, después de este intermedio, siguieron tres temas más incluyendo el encore, pero fue tan entrañable este momento que la reseña la terminaré después de narrar la siguiente canción, ya que mi teoría es que como el grupo no esta acostumbrado a tener una respuesta tan efusiva, no saben que debieron cerrar con la canción con la que yo lo haré.

El grupo tardó un poco en volverse acomodar en el escenario —posiblemente por el hecho de que le quitaron el sombrero a uno de los integrantes y este intentó recuperarlo sin éxito— y, una vez listos, comenzaron las notas de “Stubborn Love” donde la gente acompañó al grupo de tal manera que eran una sola voz, y ni se diga del momento en que se coreaban los “ooh, ooh” y “aah, aah” los cuales se prolongaron aún más cuando finalizó la canción, todo acompañado de las chicas que se encontraban en hombros de su pareja, generando la duda si el hit que creíamos del grupo, en verdad lo era.

Esto posiblemente sea la visión de una persona que cuenta con la etiqueta que escucha este tipo de grupos, la adinerada, pero creo que a veces olvidamos que todas las personas por igual, pueden tener una pasión por la música similar a la de los “especializados” en ella, donde el único “inconveniente” que tienen, es por ser distinta a la de ellos.

Post escrito por: C. Hadad

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