Por moonman
Fotos Salvador Bonilla
Nadie puede dudar que 31 Minutos es una de las exportaciones culturales chilenas que creó un vínculo más estrecho con México. Su importancia radica en que con unos pocos recursos y una gran imaginación y sentido del humor, pudieron crear una de la serie de televisión “infantil” (infantil entre comillas porque el público se extiende a jóvenes y adultos) con contenido cómico aparentemente sin sentido aunque hay grandes golpes de realidad en el programa al hablar de problemas ecológicos y derechos de los niños, entre otros.
El gran fuerte de 31 Minutos es el gran Top-Top-Top-Top-Top Musical de Policarpo con canciones breves y altamente pegajosas que originalmente fueron compuestas entre el equipo creativo e integrantes de Chancho en Piedra, creando experimentos Pop con historias o simplemente juegos cacofónicos (“Lala” o “Arwrarwrirwrarwro“).
Desde hace algunos años comenzaron con un sencillo montaje en el Foro Shakespeare con una mini temporada con llenos totales. Ahora volvieron con un show más completo que en definitiva entró en la categoría de concierto, no sólo por contar con un gran ensamble en donde PedroPiedra tomó la batería, sino porque la reacción del público era de la misma magnitud al cantar, aplaudir y mover las manos al ritmo de las canciones.
El show de Radio Guaripolo se concentra en el programa radiofónico del personaje favorito de 31 minutos haciendo bromas telefónicas y con intermedios de las canciones que han ido acumulando en sus cuatro temporadas. Entre las más coreadas estuvieron “Bailan sin César” de LLUEHHHB, “Señora interesante” de Cucky, “El dinosaurio Anacleto” del Dinosaurio Roberto, “Mi muñeca me habló” de Flor Bovina, la funky “Mi equilibrio espiritual” de Freddy Turbina, “Rin Raja” de Juan Tástico, “La regla primordial” de Retrete Navarrete y los Bulliciosos ( y que fue reversionada en un disco tributo por Rubén Albarrán de Café Tacvba) y las más recientes “Drácula, Calígula, Tarántula” de Coágula Espátulo y “Los Pololos” de La Corchetis.
Da mucho gusto que entre los latinos podramos compartir y exportar nuestros propios contenidos culturales que tienen ese código irónico del que podemos reírnos de él y a la vez reflexionar. Un gran aplauso a Álvaro Díaz y Pedro Peirano por haber creado un universo que a sus 12 años de creación tiene muchos álbumes, tributos y hasta una película.
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