Reseña: Annapura /// Annapura II

September 25, 2015

Annapura

Annapura
Annapura II
Independiente
8.0

Por Alejandro Ramírez @le_fraktal

Campeón” eres cuando tomas la guitarra y haces riffs que te sacan sangre de los dedos, cuando la furia te obliga a lastimarte la garganta gritando tu condición, tus pesares y tu enojo, siempre se tiene que ser más rápido y tocar más fuerte, sonar más alto, más breve pero directo.

Miente” y di que estás conforme con lo que pasa en el panorama local actual donde una gossip girl mata a una escena en un blog, donde algunos creen que todo se desarrolla en los mismos lugares de siempre con la misma gente, etiquetas no aplicables con Annapura que dicta “No Pasarán”, no nos van a callar y no nos vamos a calmar.

Insulto” es que la gente siga creyendo que el silencio es la mejor arma, que la furia interna debe quedarse reprimida hasta que nos saque una ulcera que pagará el seguro médico del trabajo que nos estresa. Punk mata covers de Morrissey, actitud core mata “manotazos” en redes sociales entre los mismos músicos de siempre, los de todos los escenarios principales y los discos Unplugged, los que firman contrato y les regalan ropa. Las mismas ansiedades, perfectos desfogues y este material titulado Annapura II musicalizan a la perfección aquello que a veces no podemos escupir, pero cuando lo logramos, es directo a la cara de lo que nos enferma.

De nada nos sirven canciones eternas con arreglos orquestales cuando tres sujetos dicen tanto en tan pocos acordes, tan poco tiempo pero tanta velocidad, como debe ser el perfecto Hardcore, como es la vida en general: siempre acelerados, impacientes, locos de vivir y por vivir, queriendo empujar cuando no hay momentos correctos para hacerlo, como algún concilio alrededor de este poderoso trío en vivo donde seguramente saldrán a flote todas nuestras frustraciones, agotados y lastimados vamos a querer más.

Este disco declara el acelerado devaneo entre lo instrumental, lo gutural y la estridencia que conlleva, notable ejecución de la guitarra donde se aprovecha todo el mástil a modo de slide con los dedos, sin efectos o solos complejos pero con ganas de sacarse ampollas, el bajo en orden correcto sin seguir mandatoriamente a las seis cuerdas y la batería como el taladro constante.

Quién necesita orquestas si en un cuarto se puede comenzar una revolución, quién necesita remixes cuando una dosis pura de exaltación al Powerviolence funciona como necesaria catarsis. Siete canciones en menos de diez minutos, Annapura o rabia pura, como sea necesitamos más fuerza y actitud devastadora que bandas que venden tenis o viceversa.

Post escrito por: Blogger invitado

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