Jamie Lidell @ Splendid, Francia

Fotos: BigIdeas (OzCorp)

Hay un fenómeno ambulante que está recorriendo las ciudades del mundo, sean chicas o grandes; no se puede explicar de forma idónea con palabras, es algo que uno tiene que experimentar en carne propia para poder comprender su verdadero impacto. Pero una vez que se está sumergido, se ve el mundo desde otra perspectiva. Es la iglesia de Jaime Lidell.

En la iglesia de Jaime Lidell todo es posible. Desde un principio en penumbras, se hace la luz al primer coro, y de ahí la voz te eleva para no dejarte caer. “Compass” es el vehiculo para comenzar el viaje (canción que se extrae del disco del mismo nombre) y para “Gypso Blood”, sabes que será esa clase comunión. En la iglesia de Jaime Lidell se usa un saco multicolor, pero solo para mostrar que aquí si existe un sentido del humor. El predicar Jaime no esta solo en su púlpito, le acompañan sus apostoles, creando melodías inspiradas en el soul, en el funk, en el góspel. Todas de creación divina. Un baterista, un percusionista, bajo, guitarra con extras de teclados, y el segundo al mando, un pianista que podría haber sido inspirado en un personaje de los Muppets, pero toca música tan magistralmente que seguo los ángeles no se aguantan las ganas para agregarlo al coro celestial. En la iglesia de Jaime Lidell es posible ser un beatboxer y automezclarse/alterarse la voz, mostrando un guiño a su disquera, una de las pioneras del IDM: Warp Records. Depues de 5 minutos de beats, gruñidos, y exclamaciones, la banda regresa para “The Ring” y la fiesta vuelve a comenzar. Para este momento la gente ya abandonó las posturas rígidas, y poco a poco las notas les están subiendo por las piernas. El efecto de los grooves está funcionando. Siguen “It’s a Kiss”, “Another Day”, ya no hay duda, el virus del ritmo ha infectado a todos. El micrófono se pasa de persona en persona para que exclamen los “la’s “ y “ooohs”. El set termina con una muy energética versión de “Boom” que deja mudo a mas de uno.

Para el encore, regresan con “She Needs Me” y la iglesia de Jamie Lidell enfatiza el único mandamiento que tiene: No quedarse quieto. Para el gran final, el lugar se mueve al unísono. Los que tuvieron suerte de llevar pareja, tienen la delicia de poder bailar con ella, como preparación de lo que viene después, pues este es el tipo de música que hace niños (recuerden cuantos nacieron al arrullo de Barry White). Una versión extendida de “Little Bit Of Feel Good” es el gran climax de la noche. En la iglesia de Jamie Lidell todos son convertidos.