Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Foto César Vicuña (OCESA)
Por José Marr @JR_Marr
Crazy Rhythms Music
Al Teatro Metropolitan lo rodeaba una inquietud latente; la cita estaba pactaba para las 8:30 p.m., por lo que el mítico recinto se fue llenando poco a poco desde minutos antes por gente ansiosa pero no desanimada. La expectación que rodeaba el ambiente se vio calmada por la repentina aparición de Buffalo Blanco (súper grupo con integrantes de Jumbo, Niña, Volován y Panda) como teloneros del show: una presentación desigual desde el inicio debido a fallas técnicas, y aún reparadas éstas la alineación en el escenario presentó inconsistencias muy notables. Fueron cinco o seis canciones que tocaron mientras se iban ocupando los asientos del venue en las cuales solo el bajista buscaba sobresalir y transmitir una energía que sus compañeros sofocaban con sus posiciones estáticas. Hubo tiempo para que anunciaran su nueva placa Años Viejos, que saldrá a la venta el próximo 16 de junio y finalizar con un jam animado adecuado para romper el hielo entre los asistentes, no hay duda de que el acto abridor sintió la fuerza de sus propias composiciones muy tarde, habrá que darles otra oportunidad en estudio.
Una vez que se retiraron, se abrió paso a una decoración más clara y abierta para recibir al acto principal. Los consecuentes 10 minutos de nerviosa espera se vieron recompensados con una lenta pero triunfal entrada de La Gusana Ciega, al tiempo que sonaba una alargada intro de “Conejo en el sombrero“, que con su paso mesurado no tardó en enamorar al público, desde los primeros momentos de su tocada fue palpable que ensayaron muy bien cada versión presentada a lo largo de la noche. La naturaleza explosiva de “Entra en el agua” y “Me puedes” puso a la gran mayoría de los asistentes de pie, hipnotizados por el gran juego de luces multicolor con el que contó la banda capitalina, mismo que hizo brillar el estreno de “1987” en vivo. El grupo se las ingenió para armar un setlist perfecto, mezclando sus éxitos más reconocidos y sacando los nuevos tracks de Borregos en la Niebla cuando hayan captado la atención del Metropolitan en su totalidad, garantizando que no van a perderlo mientras lo hacen.
Las luces se encendieron en repetidas ocasiones solo para revelar a un público de pie entregado a La Gusana Ciega, del cual sólo los más entusiastas se emocionaron al presenciar el regreso varias oldies but goldies como “Hey!“, “Princesa y el dragón” e “Invasión estelar“. De igual forma hubo una pequeña falla técnica con la guitarra del frontman antes de comenzar “Ejército de hormigas“, tiempo aprovechado para explicar la relación de esta canción con la infacia de Daniel Gutiérrez y la actual situación entre México y Estados Unidos respecto al racismo, compensando la tardanza con una potente interpretación. El incansable Germán Arroyo estuvo posicionado en la parte trasera tocando la batería, pero esto no le impidió orquestar en más de una ocasión los aplausos del público al ritmo de “No puedo verte“, “Girscopio” o “Vivir así, es morir de amor“, solo por mencionar sus hits más famosos.
La eterna sonrisa de Gutiérrez amenizó cada momento de la velada, pero también aportó un look mágico y sentimental durante aquel arco del concierto en el que tocó “Más grandes” y “Tiempos para amar” desde un teclado discretamente situado a un costado de la batería, en el centro del escenario. “Giroscopio“, “Sobre el final“, “Tú volverás“, el debut de “Hambre y sed” y “San Miguel” tomaron por sorpresa a todos los fans una tras otra, reavivaron los ánimos y el uso correcto de la iluminación colocó en un estado de gracia a éste ciclo más acústico, todas estas sensaciones emanadas tomaron forma y explotaron con gozo cuando sonaron los primeros acordes de “Tornasol“, misma canción con la que reventaron los amplificadores y las gargantas de los asistentes, culminando con una favorita del público, “Ella Estrella“, el camino hacia el encore.
La banda no tardó en regresar al escenario y finiquitar la noche como debe hacerse: con una fiesta. “Cisne negro” y “Califórnica” representaron una lluvia de sostenes femeninos dirigidos a Daniel Gutiérrez, quién los recibió con gusto mientras presumía alegres pasos de baile y globos gigantes. El groove fiestero de “Yes Sir, I Can Boogie” finalizó este recorrido de manera justa, con todo y cover momentáneo a “Billy Jean” de Michael Jackson. El Teatro Metropolitan despidió a La Gusana Ciega con una muy merecida ovación de pie, porque no sólo atestiguó en esta ocasión un repaso más directo a través de su discografía o la presentación exitosa de la primera mitad de Borregos en la Niebla; sino un espectáculo completo, un viaje emocional en el que todos caímos ante el encanto de una banda que ya maduró, se asentó en la escena y ahora se pueden proclamar como especialistas de los shows en vivo. Hubo química entre sus integrantes, un factor determinante en su éxito aquel recital, y nunca estará de más recalcar el correcto uso de la iluminación como pilar principal; pues representó de manera visible a través de ingeniosos juegos ópticos los cambiantes tonos de esa noche, la noche triunfal de La Gusana Ciega.
