RPM: Mezzanine de Massive Attack

April 19, 2018

mezzanine massive attack

Moving up slowly:
Mezzanine de Massive Attack

Por Ernesto Acosta Sandoval

Así como brilló durante sus primeros años, así fue que se apagó el Trip-Hop. Difícil de definir, difícil de encapsular como género, otorgarles la etiqueta a las bandas que sonaban más o menos parecidas era también difícil. Incluso ocioso. Porque, ¿qué era el Trip-Hop, en realidad? Entre los mismos intérpretes no había mucho que los uniera en lo sonoro. Acaso el uso de samplers y la creación de atmósferas, pero no mucho más. Para 1998, Portishead se había desentendido del género que llegaron a popularizar, Morcheeba se había ido desde siempre a ambientes menos opresivos, Tricky estaba viviendo en su propio mundo, una vez que se salió de la banda que lo vio nacer como artista. Y esa banda, justamente, en ese año terminó por abrazar otros estilos y otros sonidos que ampliaron su vocabulario y su alcance. Al hacerlo, Massive Attack sepultó al género para, inmediatamente después, resucitarlo y volverse los absolutos reyes de eso que dieron por llamar Trip-Hop.



Mezzanine, el tercer álbum de estudio de la banda de Bristol, los encontró en un momento tenso. Tricky ya no era parte de ellos, habían alcanzado un éxito considerable al fusionar ritmos acompasados y detalles electrónicos, tocaban ante audiencias grandes en festivales, sus miembros habían demostrado talentos ocultos (Robert Del Naja como artista plástico, Andrew Vowles como productor y DJ), pero en el estudio las cosas no estaban bien. Había constantes conflictos entre los tres que quedaban y difícilmente se ponían de acuerdo. Así, en 1997, vino la inevitable pregunta: ¿Y ahora qué sigue? Mezzanine juega con dos extremos: por momentos es muy dulce, evocativo de la tersa calma de los temas más melosos del anterior Protection (“Teardrop”, “Exchange”), pero casi siempre se va a un lado oscuro, agresivo, sofocante y peligroso (“Angel”, “Risingson”, “Man Next Door”). Tan amenazante como el insecto amplificado 1000x que adorna la portada. El uso de samplers disminuyó dramáticamente en este álbum, y todo parece ser generado por los miembros de la banda para que haya una fluidez más orgánica. Eso es lo que vuelve a Mezzanine atractivo y seductor, al tiempo que crea un caos cuidadosamente calculado por sus perpetradores.

Para 1998, cuando Mezzanine fue lanzado, parecía que la indefinición y la incertidumbre eran lo que dominaban el ambiente y Massive Attack lo entendió a la perfección. No intentan poner los puntos sobre las íes porque para este momento no les interesaba, pero logran atemorizar y generar las suficientes preguntas para que el mundo y la música se sigan moviendo.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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