Foto Óscar Villanueva
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El tema de las bandas tributo a los Beatles, Parte 2:
La experiencia en vivo
Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_
Este domingo, después de sus presentaciones en el Teatro Diana en Guadalajara, y en el Roxy Fest, también por aquellos lares, The Fab Four (“el tributo definitivo a los Beatles”, según ellos mismos) hizo su debut en la capital del país. En la entrevista que le hice hace un par de semanas a Ron McNeil, el líder la agrupación, le pregunté si lo que ellos hacían era “Rock de museo”. McNeil se mostró dubitativo y esquivo en su respuesta. Después de haberlos visto anoche, yo también dudo que lo suyo sea eso. Acaso, es un museo de cera viviente. O algo como el salón animatrónico de los ex-presidentes en Disneyland. Lo que McNeil dijo en aquella entrevista acerca de reproducir cada detalle de manera enloquecedora es impresionante. Gestos, chistes, miradas entre ellos, hasta los acentos liverpulianos. Todo lo que constituía una presentación de la banda, está ahí sobre el escenario sucediendo frente a nuestros ojos. Esto no es un concierto, ni creo que se deba ver así. Es asistir a una representación teatral de dos horas, con intermedio y cambios de vestuario incluidos, que abarca casi toda la discografía de los homenajeados: desde la aparición en el show de Ed Sullivan, hasta el concierto en la azotea de Apple, pasando por la presentación en el Shea Stadium. Luis Rentería, que hace las veces de Ringo, toma el micrófono y pregunta si estamos bebiendo. Luego dice que mientras más bebamos más se van a parecer a los Beatles. No sé, honestamente, si eso ayuda a terminar de que la experiencia sea total. Vamos, se nota claramente que The Fab Four no son la típica banda tributo de bar, o el grupo versátil de boda. Son cuatro hombres que han trabajado el oficio a lo largo de su carrera, y sus distintas encarnaciones. Y, pues eso está bien. Al final, no le hacen daño a nadie. La reacción del público es favorable, pero también se les nota un poco desconcertados, cosa que me parece natural y parte de la intención de la banda. El setlist, sólido, pero complaciente y sin arriesgarse. Una cosa son los Beatles del 1, con todas las canciones que todo el mundo conoce, y otra son los Beatles de Beatles For Sale o los tracks más oscuros del White Album o los lados B del Past Masters.
Al inicio del show, se escucha la voz pregrabada de Penn Jillette, el mago integrante del dueto Penn & Teller, a manera de presentación. Jillette dice que lo que vamos a ver es algo que va más allá de la magia, en donde no hay trucos, todo es real. Es real, hasta cierto punto, pero, insisto, ver a The Fab Four como una experiencia teatral de novedad (tipo algo que se vería en un lugar como Las Vegas) más que como ir a un concierto, es la diferencia entre disfrutar su presentación y no.
