RPM: 20 años de Ecstasy de Lou Reed

April 2, 2020

Ecstasy Lou Reed

He was meant for the street:
20 años de Ecstasy de Lou Reed

Por Ernesto Acosta Sandoval @erniesandoval_

Lou Reed tuvo unos años 90s poco productivos, pero sustanciosos. A inicios de la década se había reencontrado con John Cale para Songs For Drella, un tributo a Andy Warhol. Eso motivó una efímera reunión con The Velvet Underground, a pesar de que Cale y Reed se estaban, para variar, llevando terrible. Sin embargo, la gira fue un éxito, los hizo entrar en el imaginario de una nueva generación, y a Reed le dio la cuerda para en 1992 lanzar Magic And Loss, uno de sus mejores álbumes solistas sin discusión. Luego siguió con el mediano Set The Twilight Reeling. Y ya. Sin embargo, es interesante ver que Reed en realidad nunca tuvo un punto bajo en su carrera solista. O al menos nunca cayó víctima de su autocomplacencia ni se durmió en sus laureles. Tampoco tuvo momentos de locura experimental, salvo en Metal Machine Music (1975) y así le fue. Lo de él siempre fue mantenerse apegado a su estilo, y eso lo salvó de caer en el olvido, o en la parodia, o en lo grotesco. Reed se sabía artista y sabía en lo que era bueno, y eso es lo que lo llevó a hacer el que sería su último álbum solista de Rock en 2000.



Ecstasy encontró a Reed de 58 años sabiendo lo que siempre supo hacer: tocar su guitarra eléctrica, cantando sobre derrota, sobre freaks, sobre la vida diaria de estos, y sobre sí mismo, con la suficiente distancia como para poner a dudar al escucha si realmente se trata del cantante o de alguien más. Ecstasy es un álbum más o menos conceptual en el que Reed canta de sus fallidas relaciones amorosas, sexuales, afectivas, a lo largo de los años, pero nunca es cursi, ni condescendiente. Ni se siente que esté dándose palmadas en la espalda. Es crudo y directo como suele serlo siempre (“Mad”). Es cachondo y seductor (“Ecstasy”), pero peligroso (“Paranoia Key Of E”). Recupera mucho del retorcido sentido del humor de su primera época solista (“Tatters”). Y jamás abandona abandona al Rocanrol que siempre amó (“Future Farmers Of America”). Incluso en los momentos cuando llega a ser algo cercano a tierno (“Rock Minuet”), sabes que es el mismo viejo Lou que salió de lo más bajo del Nueva York más oscuro.

Ecstasy no es tanto su obra maestra final, pero sí es un cierre digno para una carrera envidiable. Después de este álbum, Reed haría colaboraciones valiosas, como The Raven con Robert Wilson. Otras no tanto, como Lulu con Metallica. Le entraría al Ambient con Hudson River Wind Meditations. Lanzaría un par de álbumes en vivo. Pero sobre todo, se dedicaría a disfrutar de su propio legado. Ecstasy, por supuesto, es parte fundamental de eso.

Post escrito por: Ernesto Acosta

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