Cortesía Santiago Covarrubias (OCESA)
Cortesía Santiago Covarrubias (OCESA)
Cortesía Santiago Covarrubias (OCESA)
Cortesía Santiago Covarrubias (OCESA)
Por Diego Álvarez Rex
Caos en la zona por tener al mismo tiempo un concierto en el Palacio de los Deportes y un partido de Béisbol en el Foro Sol, pero ni la lluvia torrencial pudo evitar que el Pabellón Oeste se llenara de extremo a extremo para el regreso triunfal de uno de los mejores conjuntos en vivo que ha dado Japón: Band-Maid.
Ya muy lejos del circuito tan estrecho pero al igual masivo que es el J-Rock, el quinteto de Tokio cerró su gira por el norte del continente en una de las ciudades que más las ha apoyado desde su aparición como un extraño grupo de metal tan pesado como visualmente tierno; 10 años de Band-Maid en casi dos horas de canciones, solos de batería, repartición de peluches y regalos, nos dieron de resultado uno de nuestros conciertos favoritos de lo que va del año y es que quienes han ido a un concierto de J-Rock tipo Vamps, Dir En Grey o BABYMETAL, saben que estas bandas no sólo dejan todo en el escenario, sino todos y cada uno de sus integrantes son virtuosos en su instrumento: es como entrar en un videoclip.
Con un público mayoritariamente metalero, no precisamente otakus o cosplayers (que si hubo un par de personas y hasta niños pequeños con su outfit completo), Miku y compañía no dieron tregua al ejecutar tema tras tema sin descanso, repasando casi toda su discografía entera mientras eran sepultadas en peluches, banderas, bordados y un montón de detalles entre los que destacaron un billete gigante de mil pesos con su imagen, una máscara de luchador y obviamente un montón de peluches del Dr Simi; tomándolo no solo con mucho humor sino con genuina sorpresa a tanto afecto, Miku hizo tiempo entre canciones para forzar a cada una de las integrantes a intentar interactuar en español con el público con resultados intencionalmente cómicos.
“Sambles“, “Don’t you tell me“, “HATE?” y “NO GOD” sin duda entre las favoritas del público nacional que hasta armó un pequeño pero sólido moshpit durante la última parte del concierto, para demostrar que los que se dieron saben de lo que un buen show de Metal y Hard Rock se merece. No deja de ser sorprendente como la banda ejecuta como si todos y cada uno de sus movimientos estuviera meticulosamente ensayado para darles ese tono de “épico” sin despeinarse o siquiera sudar. Por algo sus conciertos son garantía de espectáculo de primera Lo mejor es ver como la barrera del lenguaje cada vez se difumina más en bandas como esta, The HU o Molchat Doma. ¿Será que ahora que acaban de tocar en Lollapalooza y Welcome to Rockville, el culto a Band-Maid crezca aún más? Tal vez la banda regrese más pronto de lo que creemos y a un escenario más grande.
