Entrevista /// La Lulu: Antes de todo yo soy artista y me gusta crear

February 15, 2024

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La Lulu:
“Antes de todo yo soy artista y me gusta crear”

Por Antonio Carlos Solorzano @thespectraltiger

Uno de los descubrimientos musicales más interesantes que podemos recomendarles en lo que va del 2024 es el proyecto de La Lulu, la propuesta más reciente de Luisa Bastidas, cantante, directora, violinista y bailarina colombiana. Artista multifacética que llegó a vivir junto con su madre a la ciudad de Nueva York cuando tenía once años de edad. Que con el pasar de los años ha creado un universo de experimentación sonora y visual.

Cuando hablamos de La Lulu no sólo debemos referirnos a la música que ha sacado desde el 2021 a la fecha, en la que juega con Rap, Cumbia 420, Reggaetón, Urbano y Experimental. Sino también a los otros proyectos musicales en los que ha participado y la han llevado a ser la artista que es hoy día. Perteneció, por ejemplo, a la agrupación de música ranchera, Flor de Toloache, con quien ganó el Latin Grammy a Mejor Álbum de Música Ranchera/Mariachi en la 18º entrega de los premios. También es parte de Skins N Strings, proyecto colombiano-haitiano en el que se mezcla lo Afro cósmico, el Jazz y lo Urbano. De este modo podemos entender la diversidad y eclecticismo de una trayectoria que la ha llevado a experimentar a través de distintos géneros, en una búsqueda constante de expresar un estilo propio y mantenerse auténtica dentro de una industria que tiende a homogeneizar sonidos y estéticas.



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Me queda claro que eres una artista multifacética que ha atravesado por distintos sonidos, desde los sonidos rancheros con Flor de Toloache, los sonidos Afro cósmicos y jazzísticos de Strings N Skins, así como los sonidos experimentales y urbanos que tienes con la propuesta de La Lulu, ¿Cómo experimentas moverte entre tantos géneros?
Primero que todo, vi que hiciste tu tarea [ríe]. Te ganaste un 10 de preparación. Todas estas cosas que mencionas hacen y componen lo que hoy en día es La Lulu. Yo soy colombiana de Cali, nací y me crié ahí, pero me mudé a Nueva York con mi mamá a una muy temprana edad. Y en Nueva York viste que es la meca del Hip Hop y todo lo urbano. Así fue como yo aprendí a hablar inglés. Aprendí a hablar inglés escuchando Eminem, Fugees o Lauryn Hill. Entonces lo urbano ha sido súper parte de mi historia desde el principio. Yo me acuerdo cuando llegué a Nueva York y veía a los chicos haciendo los juegos de improvisación, como con cosas de “yo momma”. El Hip Hop y lo urbano han sido muy parte de mi crecimiento, no solamente musical sino también personal.

Y obviamente soy colombiana, entonces los tambores con Strings N Skins fue una exploración muy del lenguaje del tambor. De ver cómo el tambor nos conecta a todos, porque Strings N Skins es un proyecto de Colombia y Haití, y hay muchos ritmos muy parecidos, aunque los acentos cambian. Ver el lenguaje del tambor que no tiene idioma, que es un lenguaje internacional. Todos tenemos un baile con tambor, con falda, en todo el mundo. Esa fue una exploración muy interesante para mí. También me ayudó a conocer más de mi cultura y me ayudó a conectar más con el mundo, porque con esa agrupación yo no soy Lulu colombiana, soy Lulu ser humana.

Con La Lulu es como un renacimiento porque ese proyecto surge durante la pandemia y llegó un momento donde dije “Si yo me muero hoy y el mundo se acaba, ¿Mi alma va a estar contenta con todo lo que he hecho?” y te digo que me faltaba eso. Me faltaba esto que es La Lulu ahora y fue cuando yo dije “Bueno, si el mundo se acaba, por lo menos que se acabe conmigo haciendo lo que me falta hacer”.

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¿Cómo abordas el empleo del español o inglés en tu proceso creativo y en las letras de tus canciones ahora como La Lulu?
Para mí es algo importante hacer algo en español, por mi abuela, porque siempre me dice: “¡Pero siempre [haces música] en inglés! ¡En español! ¡Usted es colombiana! ¡Usted es latina!”. También el español es la manera que yo siento, por más de que yo hable inglés, pienso en inglés y todo, el español es la manera que yo aprendí a sentir. A mí me enorgullece no sólo decir que soy colombiana pero decir que soy latina.

Le pregunto cómo se siente respecto de su identidad cultural y si se considera una persona bicultural, a lo que me contesta que después de un proceso largo, conflictivo pero que también tuvo un aspecto lindo, pasó de sentirse una persona bicultural “colombo-americana”, a estar en una etapa de su vida en que se siente “multicultural, muy universal, muy internacional, muy intergaláctica”. Hecho que podemos cotejar en las letras de sus canciones en las que encontramos un vocabulario no sólo colombiano sino latinoamericano, producto de las experiencias y amistades que ha tenido de distintas latitudes de nuestro continente.

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En términos de la latinidad, la racialidad, lo afro-latino viviendo en la ciudad de Nueva York, ¿Cómo habitas la ciudad en tanto que mujer latina que se dedica a la creación? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de vivir en una ciudad así?
Hablemos por lo bueno primero. Las ventajas para mí, la verdad, me dejó de dar pena y miedo de ser quien soy. Nueva York es una ciudad muy mágica en el sentido de que nadie le importa qué tienes puesto ni para dónde vas. Todo mundo está en lo suyo. Puedes salir desnuda y nadie te va a voltear a mirar, puedes salir vestido de Pokemón y nadie te va a voltear a mirar o no te van a mirar raro. Que en nuestros países es un poco distinto, porque todo mundo se viste de una manera y en el momento en que tienes un color distinto o algo como que ya la gente te comienza a mirar como que “Esta persona no es de aquí”. Entonces por ese lado Nueva York me ha hecho muy fearless [valiente]. Me quitó los miedos y la vergüenza. También el empoderamiento femenino, porque en Nueva York yo puedo decir lo que pienso y la gente me escucha, que desafortunadamente cuando voy a Colombia y trabajo ahí, me costó un poco el primer video que hice, porque yo dirijo mis videos musicales, porque sentían que les estaba hablando raro y yo era la que estaba dirigiendo. Me costó un poco. Pero también igual entendí y traté de delegar, porque cuando uno está dirigiendo tiene qué aprender a delegar.

En cuestión de lo negativo lo viví más por el lado de la música, siendo violinista. No hay muchos violinistas latinos, siempre los violinistas clásicos son europeos, blancos, rubios, rusos o son asiáticos. Que no es nada contra ellos, pero cuando yo llegaba no estaban listos para verme. Entonces la gente no sabía cómo lidiar conmigo y aparte yo no quería tocar música clásica, yo quería tocar otros ritmos, otros géneros. Era como un escándalo que yo me quería pintar las uñas y las violinistas no se pintan las uñas. Que no quería vestirme de negro, me quería poner rosado y azul. Como que por ese lado sí fue un poco difícil para mí.

Muchas veces también como con trabajos. Una vez hice un casting donde estaban buscando una violinista latina y cuando fui yo era la única violinista latina, so yo dije “¡Ah! Este casting es para mí” y resulta que al final terminaron contratando a una chica que era rusa, súper rubia, y le terminaron tinturando el cabello de negro. Y eso a mí me rompió el corazón. Yo estuve destrozada y dije: “Wow, yo de verdad no puedo ganar. No puedo ganar en un mundo donde no está diseñado para que alguien como yo gane”. Ese momento fue crucial y ahí fue donde dije, “No, yo tengo qué ser yo y si a mí me van a llamar y quieren que yo vaya es porque quieren que yo vaya”. La Lulu también surgió gracias a toda esa devastación que he tenido por esa discriminación.

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Le pido que me platique cómo fue su formación como violinista. Me cuenta que empezó a estudiar música siendo una niña en el conservatorio de Cali, donde estudió piano y música básica: “Siempre quise tocar violín, no sé porqué. Y en Colombia me dijeron que yo no tenía las aptitudes para ser violinista”. Prosigue contando que cuando se mudó a Nueva York le dieron una beca para estudiar música y en la escuela le preguntaron qué instrumento quería estudiar. En ese momento sintió que era la primera vez que podía decidir lo que quería aprender y sin dudarlo escogió el violín, instrumento que, me dice, “desde ahí nunca se ha ido de mis manos”.

Durante esos años formativos estudió música clásica. Ya estando en la universidad estudió terapia musical y reflexiona, “Ahí me di cuenta que eres más terapeuta musical que músico”. En esa época también empezó a estudiar improvisación en el Jazz y se acercó a otros géneros latinos en los que el violín es un instrumento esencial. Así se acercó a la música ranchera, los sones huastecos, el forró brasileño y más. Fue esta temporada en la que empezó a tocar con la agrupación Flor de Toloache. También cuenta cómo asistía a los open mics, “Siempre fui muy hip hopera, me iba a los open mics con el violín a armar quilombo”.

Después le pregunto acerca de la incorporación del violín en una propuesta urbana y experimental. Me cuenta que el proceso ha sido curioso y recuerda que cuando por fin empezó su proyecto como La Lulu no quería grabar violín en las producciones, porque estaba cansada de que la identificaran como violinista todo el tiempo. Así empezó a despegarse un poco de este instrumeto en su proyecto nuevo. Sin embargo, a la hora de presentarse en vivo toca todo lo que es armónico con el violín, mientras que El Primo, productor y percusionista, la otra mitad del dueto de La Lulu en vivo, la acompaña en las canciones. Comparte que la gente que no la conoce como violinista se sorprende al verla en los shows en vivo, sobre todo cuando la ven con un instrumento con un diseño que no es el clásico, “Es un violín eléctrico, que no es un violín muy normal, es como yo”. Y así este instrumento encuentra una manera de formar parte de su nuevo proyecto, confirmando lo que ella mismo dijo unos minutos antes, “El violín es mi amor”.

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¿Cómo construyes el universo de tus letras y punchlines que se salen del lugar común? Ese universo que juega con lo onírico, lo erótico, el humor, la psicodelia, lo enervante, el guiño a la marihuana y la cumbia 420
Siento que ser mujer es mi súper poder. Creo que desafortunadamente la industria ha impuesto o eres chica, eres linda, eres sexy, pero no puedes ser entrepreneur [emprendedora], no puedes hacer algo más que ser linda o ser sexy. Luché mucho con eso. Me acuerdo que una vez un chico que me vio tocar y me dijo: “Tú eres mujer, entonces asegúrate que lo que haces va a ser mucho más de cómo te ves”. Y eso se quedó en mi mente desde que yo tenía quince años, porque es una herramienta, sí, y al mismo tiempo yo soy más que solamente mi cara o que hago ejercicio y mi culo está gordo [ríe]. También me gusta empoderar. Muchas veces he tenido chicas que me dicen, “Veo tus videos y me siento empoderada de ser sexy como soy yo”. Y claro, porque sexy no es solamente una forma de serlo. Es todo, todos los colores, los sabores, los tamaños, los tonos. Ser sexy viene de adentro, no es de cómo te ves. Mucho de cómo nos vemos no está en nuestra responsabilidad, así nacimos. Y bueno, a mí los punchlines me tienen qué hacer reír, si me cago de risa lo tengo qué poner en una canción.

¿Qué papel juegan la corporalidad, la danza y lo visual en tu propuesta artística?
Para mí es muy importante. Yo ya estaba en esta industria tocando con mucha gente, mucho tiempo. Aprendí mucho, lo que se hace y lo que no se hace. Con el desarrollo de La Lulu yo sabía que lo visual tenía qué ser importante, porque como mi abuelita siempre me dijo, “Lo que no se muestra no se vende”. Aparte que yo soy una persona muy visual, me gustan los colores, lo psicotrópico de vez en cuando [ríe]. Me encanta tener una idea loca y poder traerla a la realidad y contar una historia. Por el lado de lo corporal, a mí me encanta bailar. Creo que yo bailé antes de caminar. Cuando yo siento el sonido de un tambor, mi cuerpo se comienza a mover, es inevitable.

¿Cuando creas tu música existe algún conflicto entre ser genuina con tu propuesta y tu visión artística y también la idea de que te gustaría que esto lo sonaran y figurara en las listas de tendencia y popularidad? ¿Cómo abordas esa problemática? Si es que es problemática para ti.
Yo no diría que es problemática, pero es definitivamente un topic [tema] de conversación. Yo me crié con el Pop. Entonces escucho mucho la música popular. Hay artistas que me copan mucho como Bad Bunny, Rosalía, si nos vamos al mainstream. Pero Rosalía hace cosas muy copadas, donde está haciendo cosas Pop, pero con su propia marca, su propio twist [giro] de originalidad que me parece cabrón. Y sí, yo muchas veces tengo ideas como que el Reggaetón está muy sonado, como la Cumbia 420 que acabo de lanzar [con su tema nuevo, “Suena la Lulu”], que es un género muy popular en Argentina. Pero como que lo tomo y lo quiero hacer mío, mi propia versión. Obviamente, yo te digo: ¿Quién no quiere ser número uno en los charts? ¿Quién no quiere ser el más popular? Pero yo he tenido mucho trabajo conmigo misma, de saber que la música que hago y lo que digo, lo hago por mí. Yo no puedo hacerlo pensando, “Esto es lo que va a ser, esto es lo que va a llamar la atención, esto es lo que va a ser más famoso”. Ya están agrupaciones que hacen eso y la verdad que limita el arte. Antes de todo yo soy artista y me gusta crear. Entonces yo sé que si viene de un lugar honesto y genuino la gente se va a conectar con eso. Obviamente como todo, hay gente que no le va a gustar y eso está bien, eso no refleja en mí. Es simplemente que para los gustos están los sabores y los colores.

En tu canción “0 Culicagao” hablas de los culicaga’os y los arrima’os. Sólo para finalizar te pregunto, ¿te has encontra’o mucho culicaga’o y arrima’o en la industria de la música?
Ehhh, un par [ríe]. Un par de culicaga’os por ahí. Entonces hay que siempre recordarles que se tienen qué poner las pilas. Porque están meando fuera del tiesto.


La Lulu se encuentra de gira en México con el Suena la Lulu Tour y promocionando su último tema, “Suena la Lulu”, un corte que es una Cumbia 420 (mezcla de Cumbia Villera, Reggaetón, con guiños a la cultura del cannabis y sus estéticas) con una letra llena de humor, fronteo y punchlines ingeniosos.

El 17 de febrero se presentará en Bajo Circuito en la Ciudad de México. Así que les recomiendo que la añadan a sus playlists y se vayan en el viaje de verla romper en vivo con una propuesta urbana y experimental que se sale de los sonidos que abundan hoy día en las listas de popularidad y tendencias.

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