Documental de The Beach Boys:
Ni tan buenas vibras
Por Ernesto Acosta Sandoval
El documental escuetamente titulado The Beach Boys (2024, Frank Marshall y Thom Zimny) es tan blando como su objeto de estudio. Seamos honestos, los Beach Boys son chance la banda más blanca y menos edgy que ha existido en la historia de la música Pop. Ojo, no estoy negando su importancia histórica al crear uno de los álbumes más grandes de los sesenta. O que “Good Vibrations” y “California Girls” son canciones que podrían construir carreras enteras. Pero, el a veces quinteto, a veces sexteto, no logra tener una historia apasionante por más documentales hechos con toda la lana del mundo que existan. Acaso, el sub-texto en esta hora y cincuenta minutos es que vaya que tuvieron mala suerte vez tras vez.
Cuando estaban logrando posicionarse en las listas de popularidad (por fusilarse y blanquear a Chuck Berry, pero de eso nadie dice nada, ¿verdad?), los Beatles aterrizaron en Nueva York y todo se cimbró. Cuando estabilizaron el barco y Brian Wilson lo dirigió a nuevas aguas, tuvo un colapso nervioso marca llorarás (provocado, en parte, por su gusto por el LSD, cosa que medio dicen, pero no del todo) y casi echó por la borda a sus hermanos y primo. Cuando los demás entendieron cómo manejar a Wilson y trabajar con él, a Dennis se le ocurre hacerse cuate de un tal Charles Manson, lo que opacó buena parte de su producción de finales de los sesenta. Cuando parecía que ya iban a empezar a dar el paso hacia la adultez, su propio padre y ex-manager, un villano de Disney al que nada más le falta sobarse el bigote mientras tiene amarrada a la damisela a las vías del tren, les metió un calambre vendiendo el catálogo entero de sus canciones y borrando a Mike Love de la historia. A grandes rasgos, eso es el documental que se estrena este viernes en Disney+. Y estaría muy bien, muy interesante y daría para muchísimo más, pero el problema es que el tono no es el correcto.
A todos en Estados Unidos, y en el showbiz, les encanta una historia trágica y de redención. Se supone que los Beach Boys son la banda americana por excelencia (o eso dice el material promocional de la película), pero aquí no queda muy claro por qué. Más bien quedan como las víctimas por excelencia de un mundo que estaba en su contra, cosa que tampoco termina de amarrar porque no hay una conclusión clara. Lo que el documental dice es que los Beach Boys existieron, vale, pero si alguien le entra queriendo entender por qué son tan importantes y reverenciados en la actualidad, más le valdría leer la entrada de Wikipedia. O ver Love & Mercy (2014, Bill Pohlad) en donde Paul Dano se rifa una de sus mejores actuaciones como un Brian Wilson pasándosela de verdad mal sin poder meter las manos.
The Beach Boys guárdenla para cuando hayan acabado de scrollear por plataformas y no encuentren algo mejor un domingo por la tarde.