Reseña: Let It Be de The Beatles

May 7, 2024

Let it be Disney

Let It Be
de The Beatles

Por Ernesto Acosta Sandoval

Cuando hace un par de semanas anunciaron que Disney+ iba a estrenar la versión original, restaurada y remasterizada de Let It Be (1970), uno, por más fan de los Beatles, que sea, se tuvo que preguntar: “¿Neta?”. El cuestionamiento obligado es qué tanto más jugo se le puede exprimir, ya no digamos al grupo, si no a ese periodo en específico de su carrera. La vaca ya empieza a dar signos de sequía, como sucedió el año pasado con el redundante lanzamiento de las re-ediciones de 1962-1966 y 1967-1970 (o el Álbum Rojo y el Álbum Azul, pa’ los cuates). Pero bueno, con eso, el pretexto fue “Now and Then”, y pues ya, supongo que es lo que hizo que valiera la pena. Pero, el bisne es el bisne.



Let it be Disney

Hace tres años, el gran evento dentro de este programa de regresos a la discografía de la banda, que empezó en 2017 con Sgt Pepper remezclado por Giles Martin y Sam Okell, fue Peter Jackson haciendo suyas las problemáticas sesiones de enero de 1969. Claro, hubo voces inconformes con esto. Algunas, muy pocas personas, se quejaron de que Jackson se metió con documentos históricos y cambió la historia oficial. Pero, vamos, esta historia oficial se ha intentado cambiar varias veces. Casi siempre a favor de McCartney. Ya en 1970, Let It Be (la película) fue denostada por el propio Lennon como un monumento al ego de su entonces casi ex-compañero. Por años, el documental de Michael Lindsay-Hogg ha sido un punto de discusión significativo para los fans. Las quejas van desde la calidad de las grabaciones, el hartazgo que retratan las cámaras, el poco interés por entregar un producto digno. Durante años, décadas, la película circuló en televisión, cineclubes, y cintas de video en ínfima calidad, y lo que queda de los Beatles, más sus herederos, no parecían muy interesados en regresar a ella. Y es que si la vemos desde la perspectiva de alguien en 1970, es un ladrillo. Ahora ya estamos acostumbrados a que las bandas y los artistas expongan sus procesos creativos, se lancen compilados de rarezas, de tomas alternas, de trabajo en el estudio. Pero en aquel entonces, aquello era inexistente. Los álbumes que los grupos entregaban eran canon y todos esos extras, todo ese trabajo para llegar a la meta, no existía, no se veía e incluso arruinaba la mística. Ver a la banda más grande del mundo con jetas, tocando a medias casi puras canciones nuevas, palomeando y contando chistes privados, ha de haber resultado decepcionante, por ponerlo amable. Claro que es fácilmente interpretable que estas sesiones sembraron la semilla de la desintegración, visto así.

Pero ahora, en 2024, tenemos la otra perspectiva. Y por eso resulta interesante volver a Let It Be con la distancia que otorgan 54 años y con el punto de comparación que resulta Get Back y sus nueve horas y pico de duración. Si uno ya se echó todo ese mamotreto, la hora y media que dura la película original es un paseo por el campo. Es entender por qué estaban haciendo lo que estaban haciendo de la manera en la que lo estaban haciendo. Porque en Let It Be, por sí misma, ni siquiera queda muy clara cuál es la meta de estas sesiones. Lindsay-Hogg se pasa de experimental-heredero de la Nueva Ola Francesa, al querer llevar al extremo el cinema-verité con el que se aproximó a los Beatles. Es tanto el zoom in, que se pierde la big picture. Y esa big picture está en Get Back. Teniendo esto en cuenta, Let It Be es un resumen de ese caótico mes y es un gran complemento para volverlo a visitar. Supongo que si no se es un fan clavado, la película no cambiará mucho la opinión de una audiencia casual en cuanto a lo tedioso que esto puede ser.

Let it be Disney

La remasterización es otro tema. Usando la misma tecnología que se usó para Get Back, las imágenes tienen un brillo único y el sonido es aplastante, en especial en la secuencia final del concierto en la azotea y cuando las cámaras están a nivel de calle. Pónganse un par de buenos audífonos o enciendan su home theatre, porque esto es a lo que sonaban los Beatles en vivo, y por eso, se perdona todo descarado intento de sangrarnos los bolsillos una vez más.

Post escrito por: Ernesto Acosta

Post Relacionados