Lorde
Virgin
8.5
Universal Music
Por Carlos Shue
“Don’t know if it’s love or if it’s ovulation” es el segundo verso de la primera canción de Virgin, así como el epítome de la experiencia humana en la que Lorde se mostrará completamente vulnerable durante los siguientes 35 minutos. Por supuesto, es un planteamiento que los hombres cis jamás nos hemos hecho y que posiblemente jamás comprenderemos, salvo por las anécdotas de nuestras amigas o parejas. Y esto es importante como punto de partida para dejarse caer en la vorágine de emociones que es Virgin.
Co-producido en su mayoría con James Harmon Stack aka. Jim-E Stack –quien, como dato curioso, trabajó casi al mismo tiempo en Sable, Fable de Bon Iver y tiene créditos con otras pop girlies como Empress Of y Caroline Polachek–, esta nueva entrega de Lorde suena a una crudeza que no le habíamos escuchado y que sorprende justo después de un trabajo tan melódico como lo fue Solar Power.
Este sonido frontal, metálico, primario, desnudo y brutalmente sincero fue el territorio creativo al que Ella y James llegaron desde varias veredas que se remontan a 2021-2023, con ella viviendo sola y enfrentándose al caos y la soledad de una megalópolis como NYC, mientras atravesaba una importante ruptura amorosa y lidiaba con trastornos alimenticios. Con Virgin, Lorde buscó (y encontró), en sus propias palabras, un “sonido más cercano a la tierra”.
Lorde tiene su propio lore (¿lor(d)e?), y entre la infinidad de memes y referencias, se popularizó una cita para Vogue donde ella menciona que sus álbumes pueden ser asociados con diferentes drogas: que si Pure Heroine fue alcohol, o Melodrama fue MDMA y Solar Power cannabis aunque comenzó como un álbum de ácido; pero en la nueva entrevista con Zane Lowe para Apple Music, Ella menciona algo que me parece clave para tener más contexto sobre sus etapas y la evolución de su sonido. Aquí señala que en los últimos años le “cayó el veinte” de que su versión más pura es la suma de todo: de la chica rara de Nueva Zelanda que adora la naturaleza (Solar Power), de la cantautora famosa que vive y padece Londres y NYC (Melodrama), y de la mujer que ve a su madre como blueprint y ejemplo de fuerza y resiliencia (Virgin).
En general y como cualquier obra artística, todo LP está hecho a conciencia e intencionalmente, pero hay algunos en los que la atención en los detalles es todavía más explícita y Virgin es uno de ellos. Desde la suerte de Drum ‘n’ Bass con la que abre “Hammer” hasta la catarsis IDM / Ambient con la que cierra “David”, es una hazaña encapsular brillantemente estas referencias musicales en tan solo 35 minutos, más aún cuando te enteras de que la ‘paleta’ de sonidos fue mínima, pues los reutilizaron y experimentaron con ellos llenando huecos con arreglos de cuerdas y con la propia voz de Lorde, precisamente para mantener la cohesión sonora y el concepto de transparencia que se refuerza con el arte del álbum.
Podría hacer un análisis de cada una de las canciones –porque pocas letristas pueden expresar vivencias tan personales desde las entrañas y lograr que al mismo tiempo puedan ser interpretadas de diferentes formas por la audiencia–, pero si has leído hasta aquí, mereces razones para escuchar Virgin una y otra vez sin tantos rodeos, así que estos son mis highlights del álbum.
“Shapeshifter“ es tan devastadora como liberadora: representa esas ganas de dejarte caer en el aquí y ahora después de haberlo sido todo para alguien más e incluso para uno mismo. Es un llamado a tirar las máscaras con una especie de UK garage de fondo.
“Man Of The Year” es filosa en su protesta pero sutil en su ironía, es el parteaguas en nuestras vidas desde el momento en el que decidimos ser quienes siempre fuimos. Sus synths y drums construyen una tensión que termina volviendo al barro, como en el video musical.
“Favourite Daughter” está dedicada a su madre y tiene el potencial de ser un himno para quienes buscan, consciente o inconscientemente, la validación de quienes nos dieron la vida. De las pocas canciones más upbeat del álbum.
“Current Affairs” y “If She Could See Me Now” fueron co-escritas con Fabiana Palladino y, mientras que la primera habla de tocar fondo, la segunda habla de cómo nada puede detenerte una vez que sales de allí.
“Clearblue” es la más corta y minimal, donde irónicamente lo único que escuchamos son diferentes capas de voces distorsionadas que nos relatan parte de esa experiencia de ser mujer que mencioné en el primer párrafo, en una confesión visceral y poética.
“GRWM” y “Broken Glass” tienen recursos sonoros por demás cautivantes, y la voz de Ella (como en todo el álbum) se vuelve la de una sirena que sabe jugar con las notas y los acentos en las palabras para que nos lancemos al agua. Son un recordatorio de que no pasa nada si rompemos las expectativas que teníamos de nosotros mismos.
Ahora, “David”, quiero pensar que hace referencia al David de Goliat que todos hemos sido en la vida cuando nos enfrentamos a personas y situaciones más grandes que nosotros. En este caso, el “Goliat” de Lorde es su ex, su relación e incluso una versión de ella misma que, una vez que decidió confrontar, sólo queda preguntarse: “¿Alguna vez volveré a amar de nuevo?” Brutal.
Definitivamente “What Was That” fue la mejor elección para primer sencillo porque es la más digerible del álbum en cuanto a letras y sonidos, fue ese gancho que nos hizo creer que estábamos ante Melodrama 2.0, cuando en realidad estamos frente a algo completamente innovador y arriesgado en el universo de Lorde y del Pop contemporáneo. Virgin no tiene género, se resiste al binarismo y por esto será un estandarte muy personal para la audiencia queer y para quienes conectan sin prejuicios con su feminidad. Estamos frente a un LP redondo en concepto y sonido que, por pecar de honesto, podría ser malinterpretado e incluso rechazado, pero es 2025 y esa honestidad libre de remordimientos es precisamente lo que necesitamos en el arte y en la vida.