Eels
Wonderful, Glorious
Vagrant
5.3
Por Art Jiménez
Por más de 17 años Mark Everett ha asumido el alter ego de “E”, un tímido y desafortunado autor de una serie de álbumes en constante negociación con emociones depresivas y pequeños chispazos de esperanza ingenua. Bajo el nombre de Eels, E y una banda en constante rotación han publicado más de 10 obras que abordan dolorosos temas de muerte en la familia y pérdida en el amor. Pero ahora, con Wonderful, Glorious la noticia es que Everett se abre a posibilidades más esperanzadoras y a un ambiente colaborativo con el resto de la agrupación único para él hasta ahora.
Buscando últimamente escribir su versión del Sea Change (2002) de Beck sin haber realmente capturado la atención de los descorazonados como lo hizo el güero, Everett sea ha convertido en un modelo más deprimente de lo que al inicio buscaba. E ahora es tan patético que la gente lentamente le ha dejado de poner atención. Su trilogía de tristeza previa a Wonderful, Glorious plasmó una larga historia de desamor, con resultados decrecientes. Tocar fondo le ha permitido que esta producción no suene a un álbum seguro por parte de Everett, pero no se empuja lo suficiente para ser una desviación creativa merecedora de nuevos fans. La promesa mostrada desde el corte inicial de su primer lanzamiento oficial “Novocaine for the Soul” (un clásico “alternativo” de los noventa) ha dado paso a una larga carrera de pocas sorpresas muy distantes entre sí.
Wonderful, Glorious comienza de manera desafiante con “Bombs Away” y un guitarreo nervioso. “I’ve been quiet as a church house mouse” canta Everett sobre una línea de bajo constante, pero lo desmiente rápidamente y distorsiona su voz para aullar de manera segura. El álbum continúa de la misma manera y aunque afirma que “I’m feeling kind of fuzzy but you know I’m alright” ese bienestar sólo llega en terreno conocido: una balada letárgica y un sentimiento de “pobre de mí”. Everett parece disfrutar toparse a una ex-amante y explicarle porqué la situación es tan incómoda para él.
El country folk de “On the Ropes” y las baladas “The Turnaround” y “True Original” (ésta última muy “Guess I’m Doing Fine” del antes mencionado Sea Change) nos regresan más al Everett perdedor de End Times (2010) y menos a aquel con espíritu agudo de Souljacker (2001). La contribución que John Parish aportó a ese álbum ahora parece única; un esfuerzo lleno de colorido y exploración. Sin embargo, Everett insiste con ese sentido solapado de violencia que siempre ha conservado que nunca había estado mejor, aunque no nos convenza por completo.
Wonderful, Glorious no es un nuevo Everett como él lo prometió, ni suena a un trabajo con la voz de todos los Eels, es simplemente la continuación de la vida musical de E intentando sobrepasar un capítulo nuevo de crisis emocional.
Video: Eels /// Peach Blossom
Video: Eels /// New Alphabet



