Sounds From Spain @ Lunario

Los Coronas

Cristina Rosenvinge

Triángulo de Amor Bizarro

Los Planetas

Fotos: BigIdeas (OzCorp)

Reseña 1: SullenLaMaga

Pocas veces se juntan en un mismo lugar las mejores propuestas españolas en suelo mexicano. Esto se logró para que se diera a conocer la alianza que realizarán sellos españoles, para promover a bandas independientes en nuestro país.

Los primeros en abrir plaza fueron Los Coronas, quienes lograron conquistar al público con su sonido wester-surf-folklórico, que incluía paso doble e increíbles guitarrazos, con un festejo brutal sobre el escenario que contagiaba incluso al más escéptico.

Después de una buena dosis de testosterona, el lado femenino se hizo presente con Cristina Rosenvinge, quien acompañada por su piano y guitarra logró dejar boquiabiertos a los del gremio masculino no sólo por su belleza, sino por la sensualidad y melancolía con las que entonaba cada uno de sus temas, contando además contó con la ayuda de Nacho Vegas en las maracas.

Nacho también salió a escena con Triángulo de Amor Bizarro, banda que literalmente dejó a todos en el Lunario sordos y con dolor de cuello, gracias a su potente sonido distorsionado que ponía a todos a armar el headbanging , sobre todo cuando hicieron sonar “El Fantasma de la Transición”.

Finalmente llegaron al escenario Los Planetas, quienes acompañados por los gritos del público comenzaron a hacer sonar trancazo tras trancazo, entre ellos sonaron “Santos que yo te Pinté” y “Alegrías del Incendio”, dejando al público picado, emocionado y con ganas de más. A pesar de que su presentación fue breve, resultó brutal para aquellos que no los vieron en El Imperial un día antes.

Al término de Los Planetas mucha gente comenzó a dejar el lugar antes de que iniciara Digital 21, un proyecto de música electrónica que a pesar de haber comenzado con algunos problemas técnicos, arrancó de forma estruendosa armando revuelo en el lugar y no gracias a las bondades de su sonido, sino a la buena actuación de líder sobre el escenario.

Sin duda una noche llena de contrastes, pasos dobles y buenos guitarrazos en los que uno que otro del público resultó con el oído reventado, pero que dará pie a la distribución en nuestro país de la música y discos de algunas de las bandas que se presentaron en este festival.

Reseña 2: Jorge Hernández

Con la resaca reciente de conciertos pasados como Nacho Vegas o Los Planetas, en el Lunario y el Imperial respectivamente, se presentó en el Lunario “Sounds from Spain”. Antes de dar el breviario del recital, explico brevemente de qué va “Sounds…” Las disqueras independientes de España que han venido a este evento cuentan entre sus filas a bandas como Nacho Vegas, McNamara, Sr. Chinarro, Los Planetas, Rosenvinge y una plétora de artistas de culto. El showcase presentado es el corolario a la unión de aproximadamente diez compañías disqueras y de management que buscan abrir mercado de este lado con el fin de generar comunicación laboral con España. El Lunario llenó dos terceras partes de su capacidad con medios independientes, los mismos organizadores y su staff. Esto lo menciono a razón de que es necesario que el lector vea la endogamia del medio y la proporción de asistencia real. Eso, igual, es agua de otro caldo.

La primera banda en pasar fue Los Coronas. Una banda con energía y sombreros se recibe siempre bien en el medio mexicano. Paso doble, música de carretera tejana y sin duda, un memorable cover de Kraftwerk. En Los Coronas se agradecen, como el resto de las bandas, una sólidez técnica y manejo de escenario con notable experiencia. Ni una nota errada en una fiesta que se traen el trompetista y la guitarra principal. Como bien dijo Christina, “la testosterona,” la traían Los Coronas. No más de tres canciones. Lo memorable, insisto, “Radioactivity” trompeteada.

La segunda de la noche, pero primera para un servidor en cuanto a despliegue, fue Christina Rosenvinge. A pesar de la caterva de machos alfa que chiflaban, los siempre sufribles imbéciles que no saben y ergo no se callan, Christina es lo mejor que este escritor ha visto en años. Explayaré en esta parte pues me parece, por el poco respeto que se le presentó, que todo el mundo cubrirá con pelos y señales a Los Planetas y pocos hablarán de ella. La primera canción de Christina fue “Animales Vertebrados” seguida de “Alta Tensión”. Ambas, tocadas en el teclado. Terminó y pasó a la guitarra donde decidió seguirse con prácticamente todo el disco del año pasado: “Tu labio superior”. “Negro cinturón” fue descrita por Christina como “una pequeña narrativa,” que, hace las veces de su canción rimada con truco fácil. “Nadie como tú” y “La distancia adecuada” siguieron. “Por la noche” y “Tu boca” fueron las canciones en que el público, por lo menos, se calló. Una desvergüenza nuestra gente. En una de sus canciones paró a la mitad y varios aplaudieron. Nadie sabía nada de ella o de sus canciones. La misma canción que ella refiere como su canción mexicana y que se le ha venido oyendo con Nacho Vegas fue presentada “con sincera humildad.” Nacho aparece en el escenario para tocar las maracas. Para terminar, “Anoche”. Dos perdidos pedimos otra. Evidentemente no regresó. La mujer que ha tocado con Sonic Youth no fue, ni será, lo que necesita o se vende en nuestro país. Promete regresar y seré el primero en estar ahí.

Siguió Triángulo de Amor Bizarro. Tocaron seguido con el estilo de The Cure, encabalgando canciones y arropando más bien la nostalgia de un sonido como The Jesus and The Mary Chain o incluso The Vaselines. El sencillo fue interpretado con una flojera envidiable. Nadie holgazanea haciendo tal ruido. Nacho Vegas salió de nuevo. Hizo ruido.

Los Planetas tocaron como ya se sabe que tocan. Como ya dije, la mayoría de los medios ignorarán en su reseña a los demás que no eran Los Planetas. Esta reseña aquí termina. Digital 21 no tiene desperdicio, pero tampoco tiene postura musical. Es un gesto con estética pobre. Un tanto similar a ese olvidado (y con razón) grupo llamado “Yo Soy Dios”. Trash pop fácil que lejos, muy lejos está del genial Fabio en el que todos pensamos cuando escuchamos “electro” y “España” en la misma oración.