Exposición de David Bowie en Berlín

Por Brenda Brown, corresponsal en Berlín, Alemania
Foto Duffy

Debido a su larga estancia en la hoy en día capital alemana, donde David Bowie residió entre los años 1976 y 1979, nació una profunda conexión invulnerable entre Berlín y una importante faceta artística del gran ícono del rock británico.

Berlín representa en Bowie un espacio entre su búsqueda interior olvidando a la figura pública, así como un intento de regeneración y desintoxicación emocional y corporal. No sólo despierta nuevamente sus facultades artísticas como músico y escritor, sino renueva también su talento como ilustrador y pintor.

Compartía un piso con Iggy Pop en la Hauptstraße 155 en la región de Schöneberg en la parte del oeste de Berlín. Igualmente compone allí la memorable trilogía conocida como Berlin Trilogy de donde provienen los álbumes: Low (1977), Heroes, (1977) y Loger (1979).

Berlín refleja en Bowie una metamorfosis plasmada tanto en su creación musical como en su imagen pública. En el álbum de Heroes se percibe su experiencia acumulada durante la existencia del muro, haciendo alusión a la obra  Liebespaar zwischen Gartenmauern (Pareja de enamorados entre los muros del jardín) del pintor expresionista alemán Otto Mueller.

Es la capital alemana, la que cumple su función de puente entre el mundo surrealista y un paso a la realidad y renovación. Un puente que lo transporta a innumerables producciones plásticas, literarias y cinematográficas filmando al lado de Marlene Dietrich la película Schöner Gigolo, Armer Gigolo (Gigolo bello, Gigolo pobre).

Es esa la transfiguración artística que resalta desde el comienzo de la carrera de Bowie, ahora transformada históricamente para presentarse a sus más fieles simpatizantes en una de las más exitosas exposiciones de la historia en Londres el verano pasado del 2013 y ha llegado a Berlín convirtiéndose en uno de los acontecimientos culturales que más ha destacado durante este año.

La exposición audiovisual ubicada en el edificio conocido como Martin- Gropius- Bau nos muestra 300 piezas del archivo de David Bowie que contienen textos escritos, su vestuario acompañado de la directa transmisión visual original, pinturas y bosquejos del artista, cortometrajes realizados durante su trabajo como actor, fotografías. Expone también pancartas que delatan su colaboración con Andy Warhol, la influencia de Stanley Kubrick, su inclinación hacia el arte japonés o el arte surrealista como Dalí o Marcel Duchamp, igualmente la trayectoria profesional entre sus diversas tendencias como alegoría andrógina, ícono del Glam y la reacción o percepción social ante él.

Las salas exhiben una alta tecnología entre imagen y texto, ya que de acuerdo a la ubicación del visitante se activa la audio guía de manera automática con relatos, canciones y conciertos llevando hasta alguno u otro de los visitantes a reaccionar inevitablemente al baile o canto inhibido.

Y con una dosis de imágenes, música e instalaciones artísticamente decoradas, se incita al espectador a querer revolucionar de la misma manera radical al abandonar las salas y caminar con estilo Glam-Rock hasta la parada de autobús.