Simply Red @ Auditorio Nacional

Por Diego Álvarez Rex
Fotos Chino Lemus (OCESA)

Muchas veces uno ve vídeos de giras grabadas hace décadas o termina por comprar el DVD de aquel concierto grabado de cualquier banda donde terminas diciendo, “Oye, yo estaba allá y no recuerdo que fuera de ensordecedores gritos y épicas fanfarrias a la luz de la luna” y consciente que todas esas grabaciones en vivo siempre tienen una mezcla maquilladora, termina asumiendo que ir a ver por fin en vivo y en directo a uno de los verdaderos iconos del Soul y Pop moderno a sus 55 años tal vez no sea el impacto que pudo ser hace 20 o 30 pero vaya sorpresa ver la energía, entrega y sobre todo compromiso que Simply Red aún tiene que dar como una de las experiencias en vivo más efusivas allá afuera.

No vendría a sacarme de la manga una excusa de: “Ah, uno tiene que ver al menos una vez en la vida a Simply Red como hay que ver a Culture Club, Miguel Bosé o Duran Duran” sino a un nivel apreciativo de la herencia moderna de los primeros fichajes de Atlantic y Motown, el llamado “Blue Eyed Soul” o “Soul Pop” en la voz del mancuniano Mick Hucknall aún ruge de los amplificadores como sí el pelirrojo supiera que su destino era para cantar frente arenas y estadios durante el resto de sus días y aunque intentara retirarse alguna vez más le valdría cuidar esa voz de versos multiplatino o de coros prestados de ídolos de tez obscura; tal vez un porcentaje monumental de aquellos que se acabaron los boletos para el regreso de Simply Red al Auditorio Nacional no hagan la conexión entre la voz tenor de Bobby Hatfield en “Unchained Melody” o “Georgia on my Mind” en voz de Steve Winwood, pero estar ahí presente y escuchar su voz retumbando aún tras treinta años de carrera, sin duda las generaciones más nuevas algo podrían descifrar cuando reflexionen que se trata el eslabón que conecta el pasado del R&B clásico con el moderno o bien “R&B Alternativo” de personajes como James Blake, SOHN y Autre Ne Veut.

Aunque la excusa de promoción era un álbum nuevo, Big Love, las canciones originales de ese disco cuando mucho sonaron en la música de fondo en lo que salía la banda puesto que las casi dos horas de repertorio fueron clásicos, éxitos y emotivas rendiciones a algunos covers que lo pusieran en el mapa, destacando “Money’s Too Tight” de Valentine Brothers, “You Make Me Feel Brand New” de Stylistics y hasta el clásico de Gregory Isaacs “Night Nurse” que Hucko llegara a grabar con Sly & Robbie en Kingston, Jamaica, pero hablando de nueva cuenta sobre la experiencia de Simply Red en escena, es destacable de igual modo como no es –ni nunca ha sido- el típico crooner que habla, canta baladas y manda sonrisas mientras guiña el ojo sino que baila con la canción, toca la guitarra lo más cerca que pueda de la audiencia (sin bajarse, claro, bien es sabido que las fanáticas aman arrancarle mechones de cabello) y explota con una energía junto a su ensamble de músicos que sin importar las veces que Ian Kirkham y compañía interpreten “Stars” noche tras noche, se ve que lo disfrutan, sonríen al ver los celulares encendidos y se dan el lujo de sudar mientras tocan.

El repertorio puede datar de hace diez, veinte o treinta años, pero la voz de Hucknall canta sobre pistas de Jazz, Samba, Reggae, Dance y sobre todo en tempos que le permiten mantener a la audiencia de pie todo el tiempo, jamás darles pauta para sentarse o ir al baño en “la lenta” como buenos cuarentones que podrían ser sino, al contrario, se siente que todas esas grabaciones de conciertos de Simply Red realmente son fiestas y celebraciones donde la audiencia se desgarra las voces y se sube a su silla para perderse en el momento, y ver en vivo su manera de aún desmayarse y arrojar ramos de rosas al escenario es ver lo que te prometieron de concierto, de “icono musical” o de cantante de pop referencia.

Sin duda Simply Red tiene aún mucho que dar al ver el perfecto estado en que se encuentra como banda, y escuchar la vigencia que aún sus canciones tienen como repertorio íntegro, y mientras sigan demostrando ese compromiso y esa calidad frente a las enormes audiencias que noche tras noche enfrentan, ojalá duren todavía otros 30 años más.